Una celebración diferente: EE.UU. festeja su Día de la Independencia con Trump en el centro del show
La conmemoración del 243° aniversario contará con una inusual exhibición militar y un discurso del Presidente en horario prime. Críticos lo acusan de utilizar la fiesta como acto de campaña y demostración de poder, en medio de la polémica por los centros de detención migratoria.
WASHINGTON – Estados Unidos se prepara este jueves para vivir un feriado nacional del 4 de julio diferente: el Día de la Independencia tendrá sus emblemáticos fuegos artificiales en la capital, pero el Presidente Donald Trump será el protagonista de un festejo que, hasta ahora, se caracterizaba por ser apolítico.
«¡Feliz 4 de julio!», tuiteó temprano Trump, prometiendo «una de las celebraciones más grandes en la historia» del país. Con exhibición de tanques militares, sobrevuelo de aviones de combate y un discurso desde el Monumento de Lincoln, que será televisado en horario estelar, el Mandatario, que ya lanzó su campaña para la reelección, renovará la fiesta anual en el centro de Washington. «¡Será el show de toda una vida!», aseguró también en redes sociales el republicano.
Igual que todos los años, la conmemoración del 243° aniversario de la independencia de EE.UU. incluirá el tradicional desfile en la Avenida Constitución, previsto para poco antes del mediodía. También contará con el concierto «A Capitol Fourth» en los jardines del Capitolio en la noche, con Carole King entre varios artistas, incluidos los Muppets de Plaza Sésamo. Por supuesto, se lanzarán fuegos artificiales a partir del anochecer.
Sin embargo, este año las celebraciones estarán marcadas por el «Saludo a EE.UU.» que emitirá Trump, cerca de las 18:30 horas (5:30 pm Pacífico) y desde las escalinatas del monumento a Abraham Lincoln. En ese mismo lugar, dedicado al presidente que defendió la unidad del país durante la guerra civil, Martin Luther King pronunció en 1963 su célebre discurso «Yo tengo un sueño».
El mensaje a la nación culminará con sobrevuelos «de los aviones más modernos y avanzados del mundo», incluso «quizás» con la aparición «baja y ruidosa» del Boeing 747 utilizado como avión presidencial, anunció el propio Mandatario. Además de las piruetas de cazas F-35 y aparatos del escuadrón Blue Angels de la Marina, tanques y vehículos de combate estarán estacionados en los alrededores, aunque no circularán porque sus ruedas podrían dañar las calles de la ciudad.
El vicepresidente Mike Pence no ocultó su entusiasmo: «Será un gran espectáculo y una exhibición asombrosa de las maravillosas fuerzas militares de nuestro país», publicó en Twitter.
Usando pendientes y pañuelo con los colores de la bandera estadounidense, Laura Major, de 62 años, acudió ayer junto a su esposo a buscar lugar desde donde ver todo. «Así es como me hubiera imaginado que lo haría Trump, él hace todo a lo grande», dijo ansiosa.
El show del Presidente
Pero no todos están tan contentos. Que una festividad tan patriótica, e históricamente más cívica que militar, incluya un discurso presidencial de alto perfil y un despliegue de las Fuerzas Armadas ha disgustado a muchos.
«El ego de Presidente Donald Trump es tan grande que celebrará este acto de campaña el 4 de Julio en un grito desesperado de atención, y todo el mundo lo sabe», tuiteó el líder de la bancada demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
También generó molestia que haya asientos reservados para invitados VIP, todos republicanos o importantes donantes de ese partido. CNN reportó que incluso los jefes militares, que por ley no pueden participar en actos políticos, ven con preocupación la politización del evento.
El 4 de julio de Trump parece inspirarse en el Día de la Bastilla al que asistió en 2017 invitado por el Presidente francés, Emmanuel Macron. El Mandatario estadounidense ya intentó emularlo el año pasado para el Día de los Veteranos, pero debió cancelarlo porque implicaba un gasto de casi 100 millones de dólares.
El costo de la fiesta de este jueves, no revelado por la Casa Blanca, igualmente fue objeto de polémica. «¡Qué despilfarro!», dijo el precandidato presidencial demócrata, Julián Castro.
Los cuestionamientos al precio surgen, especialmente, luego de que se revelara el grave hacinamiento y carencia de recursos que sufren los centros de detención para migrantes en la frontera en Texas. Según un informe del Departamento de Seguridad Nacional, gran parte de los adultos y niños que se encuentran recluidos allí no cuentan con acceso a duchas ni a comida caliente.
Pero Trump minimizó las críticas. «Somos dueños de los aviones, tenemos a los pilotos, el aeropuerto está justo al lado, solo necesitamos combustible, los tanques y todo lo demás es nuestro. Los fuegos artificiales son donados. ¡Lindo!», dijo en Twitter.
Como Nixon
Se espera que miles de personas se instalen en el National Mall, la amplia explanada que va desde el Capitolio hasta el Monumento a Lincoln, donde también habrá lugar para los adversarios de Trump.
La organización Code Pink desplegará su «Baby Trump», el ya conocido inflable del Presidente en pañales. Pero el Servicio de Parques Nacionales les negó el permiso para llenarlo de helio, por lo que la imagen del Mandatario permanecerá en el suelo. También participará una estatua en la que se representa al jefe de Estado sentado en un inodoro.
La fiesta de Trump tiene lugar casi medio siglo después de una celebración similar realizada por el entonces Presidente republicano, Richard Nixon, aunque éste se limitó a enviar un mensaje en video y el show se vio empañado por protestas.
Habrá que ver si el mensaje de Trump es más presidencial que partidario y si la fiesta se ve también aguada, aunque no por las críticas, si no por los pronósticos de tormenta eléctrica para esta tarde.
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