Cómo han empeorado las cosas en Suecia, el país que tomó una estrategia más flexible contra el coronavirus

La nación evitó imponer medidas de confinamiento ante el paso de la pandemia y hoy alcanza una tasa de letalidad del 12,15%. Además, es el país que más cifras negativas reporta entre sus vecinos escandinavos.

ESTOCOLMO – Mientras países de todo el globo se preparan para reabrir sus economías y relajar sus medidas de confinamiento para retomar la «normalidad» tras el paso del coronavirus en sus territorios, Suecia se encuentra en una situación diferente. La nación escandinava probablemente no sufrirá grandes cambios o desescaladas las próximas semanas porque nunca impuso algún tipo de confinamiento.

A pesar de que es todavía prematuro hacer un diagnóstico sobre cuáles fueron las estrategias «exitosas» y las que «fracasaron» en la lucha contra el covid-19, el «caso sueco» ha sido estudiado los últimos días por muchos expertos debido a sus altas cifras negativas en comparación con sus vecinos nórdicos y porque hace un par de meses Suecia era uno de los países que más prometía en el enfrentamiento a la pandemia.

Este miércoles, el país reporta 31.523 casos de coronavirus y 3.831 fallecidos, según las cifras de la Universidad Johns Hopkins, y solo el día de hoy se sumaron 724 contagios y 88 decesos más. lo que deja a Suecia ocupando el puesto 24 en el mundo.

¿Qué pasó con el «caso sueco» y qué falló en la estrategia?

Más muertes por millón de habitantes

A pesar de que en Suecia no se interpuso un confinamiento obligatorio o parcial como ha sido la tónica en la mayoría de los países afectados por el coronavirus, entre las medidas que tomaron, se prohibieron las reuniones de más de 50 personas, se establecieron reglas de distanciamiento social y se le pidió a las personas que pudieran trabajar desde la casa que lo hicieran.

Pero los bares, restaurantes, gimnasios y locales comerciales del país permanecieron abiertos, así como los colegios y las guarderías, ya que el Gobierno sueco abogó por la responsabilidad de sus ciudadanos como pilar de su estrategia, no imponiendo sino sugiriendo.

«Desde el principio de la pandemia se establecieron directrices y la gente las siguió. Todos empezaron a trabajar en su casa, se redujo el número de gente y autos en las calles, se redujo el uso de transporte público», describió a BBC Mundo, la corresponsal Maddy Savage.

Esta fórmula a principios de abril mostraba sus primeros resultados de éxito debido a que mantenían una tasa de letalidad del 6,6%, la cual era mejor que la de países europeos como Bélgica, Francia, Italia o España. Pero hoy, esa cifra se ha casi doblado, llegando a una tasa de letalidad de 12,15%, dejando escuetas esperanzas a futuro porque la curva de contagios se mantiene constante y los casos diarios no han ido a la baja, por lo menos en el último mes y medio.

Según datos expuestos por Our World in Data, Suecia -país con 10,23 millones de habitantes- cuenta en estos momentos con 361,02 muertos por cada millón de habitantes. Lo que se aleja de las estadísticas de sus vecinos nórdicos que reportan, 92,71 en Dinamarca; 52,88 en Finlandia y 42,80 en Noruega, expuso Marca.

Respecto a los casos confirmados de coronavirus, Suecia tiene un contagio por cada 344 habitantes, Dinamarca, uno por cada 535; Finlandia, uno por cada 876 y Noruega, uno por cada 649, indicadores que son relativamente más críticos que los de sus vecinos que sí optaron por diferentes formas de confinamiento.

Falta de preparación para enfrentar la pandemia

Tras la revelación de estas cifras, expertos en salud pública suecos no se han quedado al margen de las decisiones tomadas por sus autoridades y varios de ellos apuntan a la poca preparación ante la llegada de la pandemia al territorio.

«Las autoridades y el Gobierno creyeron estúpidamente que la epidemia no llegaría a Suecia en absoluto», dijo Bo Lundbäck, profesor de epidemiología de la Universidad de Gotemburgo a Euro News.

«Suecia ha estado mal preparada, si es que lo ha estado,» agregó el científico, quien junto a otros 21 investigadores firmaron una columna en el diario Dagens Nyheter exigiéndole a las autoridades «medidas rápidas y radicales», incluyendo el cierre de escuelas y restaurantes.

Por otro lado, el Primer Ministro sueco, Stefan Löfven, reconoció a mediados de abril que «la preparación no fue lo suficientemente buena». Pero, a pesar de ello, el Gobierno continuó con las recomendaciones entregadas por la Agencia de Salud Pública de Suecia, un organismo independiente del Estado que toma las decisiones respecto a la pandemia.

Las autoridades sanitarias insisten con que la idea del «modelo sueco» era una estrategia a largo plazo que planteaba algo similar a la «inmunidad colectiva» –que busca que los ciudadanos generen anticuerpos contagiándose en su gran mayoría- y recalcan que los confinamientos sólo funcionan durante períodos cortos.

Pero durante estos meses los que más han sufrido las consecuencias de este plan han sido las personas de la tercera edad y los inmigrantes. Según datos de la Agencia de Salud Pública, al menos el 40% de las muertes en la región de Estocolmo se han producido dentro de asilos de ancianos.

«O bien no se observó la prohibición de las visitas o el personal con síntomas (…) se puso a trabajar», manifestó la Ministra de Salud Lena Hallengren a Dagens Nyheter.

Mientras que Paul Franks, académico de la Universidad de Lund, dijo: «Otro fracaso en la estrategia ha sido la comunicación entre los grupos de inmigrantes que no hablan sueco. En particular hubo un alto número de muertes al principio de la pandemia entre la comunidad somalí».

Optimismo a largo plazo

Pero no todo ha sido críticas para el país escandinavo, ya que sus principales arquitectos defienden que los resultados positivos se verán a largo plazo.

«Creo que si queremos alcanzar una nueva normalidad, Suecia representa un modelo para volver a una sociedad en la que no tengamos confinamientos», expresó Mike Ryan, el principal experto en emergencias de la OMS, en una entrevista a Infobae.

«Creo que existe la percepción de que Suecia no ha tomado medidas de control y sólo ha permitido que la enfermedad se propague. Nada puede estar más lejos de la verdad», aseguró. «Ha establecido una política pública muy fuerte en torno al distanciamiento social, en torno al cuidado y la protección de las personas en centros de atención a largo plazo (…) Lo que ha hecho de manera diferente es que ha confiado mucho en su relación con su ciudadanía y en la capacidad y la voluntad de sus ciudadanos de aplicar el distanciamiento y la autorregulación», añadió.

Análisis que es apoyado por las autoridades sanitarias del Ejecutivo. Anders Tegnell, el epidemiólogo jefe del gobierno, sostuvo optimista: «Según nuestros modelos, estamos comenzando a ver a tantas personas inmunes en la población de Estocolmo que está comenzando a tener un efecto en la propagación de la infección».

«Lo que puede parecer un fracaso hoy podría ser un éxito en el futuro si empezamos a ver que las tasas de mortalidad de otros países comienzan a aumentar cuando retiren sus confinamientos», proyectó por su parte el profesor Franks.

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