México, Argentina y ahora Bolivia. ¿Está el socialismo reconquistando América Latina?
El candidato presidencial izquierdista de Bolivia Luis Arce, del partido Movimiento por el Socialismo, celebra con su compañero de fórmula David Choquehuanca la madrugada del 19 de octubre de 2020, en La Paz, Bolivia.
LA PAZ – La victoria del domingo del candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce, no solo allana el camino para el retorno triunfal del derrocado Evo Morales en Bolivia, sino que también acentúa los temores sobre un nuevo reposicionamiento de la izquierda en América Latina, dijeron analistas.
Arce, cuya victoria le devuelve las riendas del poder en Bolivia al partido de Morales a menos de un año de que el ex mandatario fuese obligado a salir del poder, habría ganado los comicios con cerca del 53 por ciento de los votos, según encuestas de boca de urna, aun cuando las autoridades electorales no habían anunciado los resultados oficiales al mediodía de lunes.
Arce, ex Ministro de Economía y Finanzas Públicas de Morales, asumirá la presidencia en medio de una aún polarizada Bolivia duramente golpeada por el coronavirus y la mayor crisis económica en 40 años, factores que jugaron un importante papel en el retorno del MAS al poder, coincidieron los analistas.
Habría que dejar correr el tiempo para ver el grado de éxito que el nuevo gobierno socialista tendrá frente a esos problemas, pero la victoria electoral de Arce desde ya promete tener repercusiones en el plano internacional, dijo desde Washington Evan Ellis, profesor e investigador sobre América Latina en el Instituto de Estudios Estratégicos del Army War College.
“El impacto en la región, entre los países vecinos de Bolivia, van a ser enormes”, dijo Ellis. “Va a cambiar el tono de los alineamientos dentro de agrupaciones como la Organización de Estados Americanos y el Grupo de Lima, sino que también va a fortalecer las fuerzas que abogan a favor del régimen de Venezuela, incluyendo al Foro de Sao Paulo”, movimiento dirigido desde La Habana que agrupa las fuerzas de izquierda en la región.
Fernández, quien siendo presidenta de Argentina entre el 2007 y el 2015 fue uno de los más estrechos aliados del régimen de Caracas, llevó al Kirchnerismo al poder en Argentina en las elecciones del 2019 ganadas por el candidato de su movimiento, Alberto Fernández.
La presidencia de Arce también descongelaría una serie de proyectos chinos que se vieron paralizados cuando Morales se vio obligado a salir del poder en noviembre del 2019, luego de una revuelta popular propiciada por acusaciones de fraude electoral, y le abriría las puertas a nuevos emprendimientos conjuntos en el país con firmas rusas y de Irán.
Aun cuando las autoridades electorales de Bolivia no habían declarado aun al ganador, Arce comenzó a recibir el lunes las felicitaciones de los gobiernos de izquierda en la región.
“Las más sinceras felicitaciones de México al pueblo boliviano por la extraordinaria jornada democrática en la que fue electo Luis Alberto Arce, entrañable compañero y amigo de nuestro país”, dijo el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, a través de su cuenta de Twitter. “La lección que ha dado el pueblo boliviano en defensa de su autodeterminación y su democracia perdurará en el continente”.
Carlos Mesa, el principal rival de Arce y quien obtuvo cerca del 32 por ciento de los votos, reconoció al mediodía del lunes su derrota, al decir que los sondeos en boca de urna auguran que será “claro triunfador en primera vuelta” del candidato del MAS.
Desde Argentina, donde se encuentra en exilio, Morales celebró la victoria del candidato de su partido.
“Hermanos y hermanas: la voluntad del pueblo se ha impuesto”, escribió en su cuenta de Twitter el ex gobernante, quien analistas creen retornará próximamente al país, aún cuando enfrenta procesos judiciales por presunta corrupción.
“Se ha producido una victoria contundente del MAS-IPSP. Nuestro movimiento político tendrá la mayoría en las dos cámaras. Hemos vueltos millones, ahora vamos a devolver la dignidad y la libertad del pueblo”, agregó.
Los observadores dijeron que los resultados recogidos el domingo dejan en evidencia que los bolivianos respaldaron el rechazo de la gestión de la presidenta Jeanine Áñez Chávez y de los líderes políticos opuestos al gobierno sociales de Morales.
“Aquí hay otras lecturas, por ejemplo, que la oposición tuviera una gestión tan desordenada durante todo este período previo y particularmente como… la señora Áñez manejó toda la preparación a esta transición, incluso el hecho de que ella misma se postulara como candidata a la presidencia y después se retirara”, comentó el ex presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solis, a una estación de radio en Miami.
“Tampoco hubo reformas a la constitución política, que se mantuvo, prácticamente intacta, ni a los organismos electorales, todo lo cual pudo de haber afectado el resultado electoral”, agregó.
El asesor político Alejandro Vivas, coincidió, diciendo que Añez tenía la obligación de demostrar a la población boliviana, y en especial a aquellos sectores que aún mantenían simpatías por el MAS, los beneficios de vivir bajo un gobierno democrático y de libertades.
“Tenían la oportunidad y la necesidad de demonstrar una alternativa para poder cautivar a esos bolivianos” para que las fuerzas que estaban contra el MAS pudieran construir una verdadera transición democrática en Bolivia, dijo Vivas.
“Pero por el contrario, ese gobierno interino… estuvo marcado por muchos desaciertos… muchos conflictos políticos y muchos errores de la gestión pública del gobierno”, agregó Vivas, citando el surgimiento de casos de corrupción.
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