Quechua: eje de polémica entre gobierno y oposición en Perú
LIMA – La exposición del primer gabinete del presidente peruano Pedro Castillo en el Parlamento opositor empezó el jueves con una polémica por el uso del quechua, el idioma ancestral de los Incas y lengua oficial junto al español, pero discriminado por siglos y casi nunca usado en el Legislativo.
El jefe del gabinete Guido Bellido inició su exposición, que busca conseguir la aprobación del Legislativo para que el equipo siga en el cargo, saludando en quechua y aimara, otro idioma oficial, pero a los dos minutos fue abucheado por opositores que reclamaban no entender lo que decía. La presidenta del Parlamento María Alva interrumpió a Bellido y le pidió que traduzca inmediatamente al español porque toda la representación nacional, ella incluida, no entendían.
Bellido, un ingeniero cuya lengua materna es el quechua y nació en Cusco, le recordó que lo ocurrido era una muestra de que todavía nuestro país no ha entendido, que hay pueblos profundos que tienen cultura, que tienen idioma y que lo que este gobierno busca es que exista tolerancia.
Estamos en la responsabilidad de escuchar a todos, cuando nosotros no hablamos el quechua y nuestros hermanos no hablan castellano y sólo hablan en quechua, estamos prácticamente dejando de lado a ellos, añadió Bellido. Datos oficiales de 2017 indican que el quechua en Perú es hablado por 13% de los peruanos, casi 4 millones, sobre todo en los Andes, pero también en la capital.
No es la primera vez que Bellido habla quechua en Lima, donde el español se usa con frecuencia en las actividades oficiales, políticas, incluyendo a los medios de comunicación. No obstante, el presidente Castillo ha reconocido que no habla quechua debido a que en la zona rural de los Andes del norte donde él vivió, la lengua predominante es el español.
La presentación de los 19 ministros es el primer desafío del nuevo gobierno izquierdista en medio de la pandemia de coronavirus tras un quinquenio inestable en el que Perú tuvo cuatro presidentes y un Congreso disuelto por un mandatario que luego fue destituido.
La policía colocó rejas alrededor del Parlamento mientras simpatizantes a favor y en contra del gobierno gritaban de forma pacífica a favor del gabinete con carteles que tenían el rostro de Castillo junto a un lápiz, símbolo del partido oficialista Perú Libre.
No es la primera vez que se produce una polémica por el uso del quechua en el Parlamento. En 2006 la legisladoras María Sumire e Hilaria Supa, nacidas en Cusco, juraron al cargo en quechua en medio de abucheos de un grupo de parlamentarios de otras facciones políticas.
Según la ley peruana los ministros deben recibir la aprobación de la mitad más uno de los legisladores que asisten a la sesión. Perú tiene un Congreso unicameral de 130 integrantes. Si asisten los 130 legisladores, el gabinete debe obtener al menos 66 votos. El oficialismo y sus aliados podrían sumar 49 votos, por lo que deben esperar el apoyo de dos partidos centristas. Tres fuerzas derechistas que tienen 43 votos han anunciado su voto en contra.
La fuerza opositora en el Parlamento al gabinete de Castillo provocó hace nueve días la renuncia del entonces canciller Héctor Béjar, un sociólogo izquierdista. Béjar fue reemplazado por el diplomático Oscar Maúrtua, que ya había ejercido el cargo entre 2005 y 2006.
La oposición, que dirige la mesa directiva del Parlamento, pidió más cambios, pero el mandatario advirtió el martes que no haría más rotaciones. Nosotros veremos en qué momento vamos a hacer algunos cambios, indicó Castillo, un maestro rural de 51 años.
Los legisladores derechistas han pedido la cabeza del primer ministro Bellido, investigado por la fiscalía por su supuesta simpatía con el grupo terrorista Sendero Luminoso y por presunto lavado de activos, algo que la autoridad ha rechazado. Bellido también ha sido criticado por escribir en el pasado en sus redes sociales frases homofóbicas y machistas.
Los opositores también reclaman el cambio de otros ministros por varias razones que incluyen denuncias policiales, posturas ideológicas y posible falta de experiencia técnica para ejercer el cargo.
Se estima que la sesión será extensa.
En caso de que el Congreso rechace al gabinete, el primer ministro debe renunciar y el presidente tiene que recomponer su equipo. Si el Parlamento vuelve a denegar la confianza a los nuevos ministros, el mandatario podría disolver el Legislativo, una posibilidad aún lejana.
Castillo inició su gestión el 28 de julio con la aprobación más baja en comparación con otros presidentes en 20 años. Según la firma Ipsos, el mandatario suma 38% de popularidad.
El gobierno de Castillo finalizará en 2026.
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