¿La causa de estar sin techo? No son las drogas ni la enfermedad mental, dicen los investigadores
SEATTLE – Si se le pregunta a casi cualquier persona por las causas de la falta de vivienda, probablemente se oirá hablar de drogadicción, enfermedades mentales, alcoholismo y pobreza.
Sin embargo, un par de investigadores analizó estos problemas en todo el país y descubrieron que se dan en todas partes; lo que sí varía mucho en todo el país es la disponibilidad de viviendas asequibles.
En su libro Homelessness is a Housing Problem, publicado por University of California Press, los coautores Clayton Page Aldern y Gregg Colburn analizaron varios problemas que contribuyen a la falta de vivienda, como las enfermedades mentales y la adicción, y observaron la tasa per cápita de personas sin hogar en todo el país. Al observar la tasa de personas sin hogar por cada 1,000 personas, descubrieron que las comunidades con los costos de vivienda más elevados tenían algunas de las tasas más altas de personas sin hogar, algo que podría pasarse por alto cuando se mira solo el número bruto general de personas sin hogar.
Como ejemplo, el recuento de 2019 de personas en refugios y en la calle encontró una población sin hogar de 56,000 en el Condado Los Ángeles, 11,200 en el Condado King, en Washington, 9,700 en el Condado Santa Clara y 4,000 en el Condado Multnomah, en Oregón. Las poblaciones de personas sin hogar se asemejan mucho cuando se observan las tasas per cápita: Los Ángeles tiene seis personas sin hogar por cada 1,000 habitantes y los otros tres condados, más pequeños, tienen cinco personas sin hogar por cada 1,000.
Lo que tenían en común era la falta de viviendas asequibles.
El Condado San Diego tenía alrededor de 2.5 personas sin hogar por cada 1,000 habitantes, que era aproximadamente la tasa promedio per cápita en el recuento de 2019. Aldern señaló que la cifra de San Diego sería mayor si incluyera solo el área metropolitana en lugar de todo el condado.
Aldern, un científico de datos y analista de políticas en Seattle, y Colburn, un profesor asistente de bienes raíces en College of Built Environments (CBE) de la Universidad de Washington (UW), dijeron que no están sugiriendo que las enfermedades mentales, las adicciones y otros problemas no son factores que contribuyen a la falta de vivienda.
“Ese no es el objetivo del libro”, dijo Colburn. “Pero creo firmemente que no podemos manejar nuestra salida de este problema. Podríamos arreglar toda la adicción en San Diego ahora mismo y seguiríamos teniendo un problema de falta de vivienda, porque simplemente no hay lugares a los que puedan acudir las personas con niveles de ingresos más bajos”.
Lisa Jones, vicepresidenta ejecutiva de iniciativas estratégicas de la Comisión de la Vivienda de San Diego, dijo que no había leído el libro pero que veía una conexión entre la vivienda y los sin techo.
“Los mercados de renta de alto costo que superan con creces los ingresos promedio de la zona —y empujar a los inquilinos a pagar más del 50 por ciento de sus ingresos para la renta—, sin duda son un factor importante que contribuye a hacer los hogares en alto riesgo de experimentar la falta de vivienda”, escribió en un correo electrónico.
“Cuando los hogares experimentan falta de vivienda, estos factores hacen que sea aún más difícil para ellos salir de la falta de vivienda al rentar en el mercado privado de renta”, dijo Jones. “También sabemos que, cuanto más tiempo un hogar experimenta la falta de vivienda, más probable es que otros factores clave de la calidad de vida se vean afectados, como el bienestar físico y mental”.
“Tenemos que seguir esforzándonos por construir un sistema de respuesta a la falta de vivienda, que cuente con un espectro diverso de recursos para satisfacer las necesidades únicas de un hogar”, dijo. “Al mismo tiempo, tenemos que seguir apoyando los esfuerzos de los responsables políticos a nivel local, estatal y nacional para aumentar el desarrollo de viviendas asequibles y las oportunidades de ayuda a rentar, agilizar los procesos de solicitud y reducir los costos de construcción para aumentar la producción”.
En San Diego, las organizaciones sin ánimo de lucro y los organismos públicos locales han dado pasos adelante para crear más viviendas. La ciudad de San Diego compró dos hoteles de estancia prolongada en 2020 para proporcionarlehogares a 400 personas, y a principios de este año Father Joe’s Villages abrió la Villa Santa Teresa de Calcuta para proporcionarle hogares a otras 400 personas.
Está previsto construir más viviendas permanentes y asequibles en todo el condado, pero la necesidad sigue siendo grande. Community Action Plan on Homelessness de la ciudad de San Diego de 2019 pedía una inversión significativa en soluciones permanentes en lugar de refugios, con una recomendación de construir 5,400 unidades, incluidas 3,500 unidades de vivienda de apoyo permanente en 10 años.
Los nuevos proyectos revertirían una tendencia de la última década que mostró a San Diego perdiendo miles de unidades de vivienda de bajos ingresos, incluyendo 9,290 hoteles de habitación individual y 1,500 unidades de renta de bajos ingresos que se convirtieron en condominios, de acuerdo con un artículo de 2016 en The San Diego Union-Tribune.
Colburn dijo que se sintió motivado a investigar el tema después de asistir a reuniones con líderes políticos y cívicos en Seattle y a sentir que no comprendían la verdadera causa de la falta de vivienda, lo que resultó en respuestas que él llamó dispersas.
“Un día hablábamos de las drogas, otro de las rentas, otro de la salud mental y otro de la pobreza, y pensé que era contraproducente”, dijo.
Colburn dijo que es cierto que las personas pobres, adictas o con enfermedades mentales tienen más probabilidades de quedarse sin hogar, pero un número desproporcionado de personas con esas condiciones no es la causa de las mayores tasas de no tener hogar en algunas zonas.
“No estamos tratando de discutir que estas vulnerabilidades individuales importan”, dijo. “Ciertamente lo hacen. Pero la cuestión es que en Chicago hay personas adictas y con enfermedades mentales, y Chicago tiene una quinta parte de personas sin hogar que Seattle y San Francisco. Entonces, ¿qué está pasando aquí? La cuestión es que estas vulnerabilidades individuales interactúan con los mercados de la vivienda para producir el que las personas no tengan hogar”.
Los investigadores analizaron la situación de los sin hogar en Virginia Occidental y Arkansas, que se vieron muy afectados por la epidemia de opioides, y descubrieron que la tasa de personas sin hogar era baja. Los precios de la vivienda en esos estados también son más bajos que en muchas ciudades con mayores tasas de personas sin hogar, dijo Colburn.
La pobreza también es un factor que contribuye a la falta de vivienda, pero los investigadores descubrieron que las áreas con altos índices de pobreza no necesariamente tienen altos índices de personas sin hogar si los costos de la vivienda son más bajos. Como ejemplo, Colburn dijo que Detroit es una de las ciudades más empobrecidas del país, pero tiene una quinta parte de personas sin hogar que las ciudades de la Costa Oeste sobre una base per cápita.
“La cuestión es que, si eres pobre, si eres adicto, si tienes una enfermedad mental en una ciudad cara de la Costa Oeste como San Diego, tienes muchas más probabilidades de quedarte sin hogar”, dijo. “Y esa cuestión explica por qué Seattle, Portland, San Francisco, Los Ángeles y San Diego tienen tasas mucho, mucho más altas de personas sin hogar que Miami, o Dallas o Phoenix, por ejemplo”.
Colburn dijo que él y Aldern estudiaron los datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos y del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) de Estados Unidos para conocer el crecimiento de la población, los ingresos, las tasas de pobreza, la movilidad, la salud mental y las adicciones en diferentes áreas.
“Muy pronto quedó claro que el costo de las renatas y las tasas de vacantes eran, con mucho, el mayor factor de predicción de las tasas de personas sin hogar en una comunidad”, dijo Colburn. “No es el único factor. Hay todo tipo de fenómenos complicados, pero es un fenómeno mucho más convincente que cualquier otro”.
Colburn dijo que también intentaron disipar lo que, de acuerdo con ellos, son mitos sobre las personas sin techo, como que es mayor en las ciudades con alcaldes demócratas. En realidad, la mayoría de las grandes ciudades tienen alcaldes demócratas, pero eso incluye también a ciudades como Detroit, con poblaciones más pequeñas de personas sin techo, dijo.
También analizaron la afirmación de que las personas sin hogar se trasladan a zonas con mayor asistencia pública, que juzgaron comparando las variaciones estatales en el programa federal de Temporary Assistance for Needy Families (TANF). Descubrieron que los estados que proporcionaban más dólares en el programa no tenían mayores tasas de personas sin hogar.
Los investigadores también citaron estudios relacionados con la movilidad, que concluyeron que las personas con bajos ingresos son menos propensas a mudarse a otra zona porque el traslado es difícil y costoso.
“El punto fundamental es que, si diagnosticamos correctamente este problema como un problema estructural, que creo que lo es, entonces necesitamos soluciones estructurales”, dijo Colburn. “Necesitamos un compromiso significativo en todos los niveles del gobierno y el sector privado para asegurar que tenemos una oferta adecuada de vivienda que sea asequible para la gente; si no lo hacemos, estoy muy, muy seguro de que no afectaremos este problema de las personas sin techo”.
Colburn dijo que la vivienda debe formar parte de la conversación cuando se aborda el problema de las personas sin techo, y esa conversación puede ser desalentadora porque llevará años y será una inversión costosa crear suficientes viviendas asequibles para marcar la diferencia.
“No es como apretar un interruptor de la luz”, dijo. “Por eso muchas veces este es un mensaje que asusta a la gente, porque sugiere que tenemos una larga batalla por delante”.
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