Las claves de la reforma penal de Indonesia acusada de restringir las libertades sexuales, religiosas y de expresión

La iniciativa, cuya discusión comenzó en 2019, ha sido objeto de numerosas protestas en el país asiático. Revisa aquí algunos de los puntos más importantes.

La polémica reforma aprobada este martes del Código Penal de Indonesia, la más amplia en la historia del archipiélago, incluye artículos que hacen retroceder décadas al país con más musulmanes del mundo en las libertades sexual, religiosa y de expresión, prohibiendo el sexo extramarital, la apostasía o difamar a los dirigentes, entre otros.

El Parlamento de Indonesia aprobó esta amplia reforma del Código Penal con un amplio apoyo de partidos pese a las manifestaciones en su contra desde 2019, cuando se hizo un amago de darle luz verde.

Estas son algunas de las áreas que se verán ostensiblemente restringidas debido a las enmiendas sobre los 632 artículos del Código Penal.

Libertad sexual, aborto

El sexo extramarital en cualquiera de sus formas se castiga con hasta un año de prisión, mientras hasta ahora su prohibición solo atañía a personas casadas que cometieran adulterio y fueran denunciadas por su pareja o hijos.

De esta forma, si bien no hay una mención directa a las relaciones homosexuales, estas quedan prohibidas de facto, pues las nupcias solo están permitidas en el país para personas de sexo opuesto, y la reforma criminaliza cualquier relación sexual fuera del lecho conyugal.

También prohíbe la cohabitación fuera del matrimonio, que puede acarrear un máximo de seis meses de prisión.

Aunque el aborto ya era ilegal en la mayoría de los casos en Indonesia, salvo excepciones como por violación, el nuevo código penal aumenta los castigos a las mujeres que aborten con penas de hasta cuatro años de prisión.

Igualmente, limita a los facultativos la potestad de discutir medidas contraceptivas, y recoge penas de cárcel para aquellos que las promuevan a menores de 18 años.

Insultos al Presidente

El Presidente Joko Widodo | AP La reforma castiga los insultos al presidente y vicepresidente del país con un máximo de tres años de prisión, y prohíbe insultar a la bandera, al himno nacional y a la ideología fundacional indonesia, conocida como Pancasila y que originalmente se describió como una suerte de socialismo religioso.

Las protestas pacíficas sin permiso previo resultan castigables con hasta seis meses de cárcel, mientras hasta ahora era frecuente que transcurrieran de forma espontánea sin necesidad de autorización.

Blasfemia y apostasía

La reforma incluye por primera vez la consideración de apostasía como un crimen y expande las leyes ya existentes contra la blasfemia, urgiendo a perseguir a quienes expresen opiniones públicas o cometan «actos hostiles» contra las religiones profesadas en Indonesia con hasta 5 años de cárcel.

Indonesia, país en el que los grupos islamistas están viviendo un resurgir en los últimos años, reconoce oficialmente seis religiones: islam, catolicismo, protestantismo, hinduismo, budismo y confucionismo.

Hasta la fecha, solo la provincia semiautónoma de Aceh, en el norte de la isla de Sumatra, está regida por la sharia o ley islámica.

Pena de muerte y corrupción

La pena de muerte y los castigos por corrupción salen excepcionalmente mejor parados tras la reforma.

El castigo capital sigue siendo legal en Indonesia para algunos crímenes, si bien la reforma contempla un «periodo probatorio» de diez años sobre los sentenciados durante el cual puede ser sustituido por cadena perpetua o veinte años de prisión si un juez lo decide.

En esa línea más transigente, los castigos por delitos de corrupción pasan a ser penalizados con un mínimo de dos años de prisión, de los cuatro que hasta ahora eran contemplados. La pena máxima continúa siendo 20 años de cárcel en tales casos.

Reforma «antidemocrática»

La reforma, la más extensa del código penal desde la independencia de Indonesia de Holanda en 1945, es muy criticada por activistas de derechos humanos y decenas de ONG y grupos civiles en el país por su contenido «antidemocrático» y la supresión de libertades que conlleva, según un comunicado de casi 100 ONG del lunes.

Su aprobación se frenó en 2019 por el surgimiento de masivas protestas contra las decenas de cambios de índole conservador de la misma, que llevan a sus críticos a condenar la «islamización» del país de mayoría musulmana y tradición liberal que había dado por superado el periodo oscuro de la dictadura de Suharto (1967-1998).

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