Polémica en Brasil por hundimiento de portaviones: Fiscalía busca impedir la acción y advierten de su impacto ambiental
El Ministerio Público presentó un recurso de apelación en base al informe técnico elaborado por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama).
BRASILIA – El anuncio de la Armada de Brasil de que hundirá en el Atlántico el portaviones «Sao Paulo» -que desde hace cinco meses se encuentra navegando sin rumbo y lleva toneladas de material tóxico- ha generado diversas reacciones en el país sudamericano. En esa línea, el Ministerio Público Federal (MPF) presentó un recurso de apelación contra la decisión del tribunal que permitió la acción en primera instancia.
En la acción judicial, presentada ante el Tribunal Regional Federal de la 5ª Región (TRF5), en el estado de Pernambuco, la Fiscalía remarcó que existe «un riesgo de daño ambiental grave» en caso de un posible hundimiento, según reporta el portal G1.
El escrito del MPF se basa en una nota técnica elaborada por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama), en el que se señala que el buque contiene 9,6 toneladas de amianto y 644 toneladas de pintura y otros materiales tóxicos.
Por lo tanto, el hundimiento del navío, señala Ibama, podría generar diversos daños ambientales como perturbar la capacidad de filtración y dificultar el crecimiento de organismos acuáticos; la muerte de especies y el deterioro de los ecosistemas y la degradación de la capa de ozono a raíz de la emisión de gases utilizados en el aislamiento de las habitaciones del portaviones, entre otros.
Según G1, el organismo llegó a estas conclusiones tras un trabajo hecho por ocho funcionarios expertos. El texto, agregó el citado medio, fue enviado a la Armada brasileña hace tres semanas.
El Ministerio Público ya había solicitado a la justicia que emitiera un amparo prohibiendo a la Marina brasileña hundir el navío, sin embargo, esta petición fue rechazada en su momento por la justicia.
En aquel fallo, el juez federal Ubiratan de Couto Maurici justificó su decisión afirmando que el hundimiento de otras embarcaciones con asbesto construidas antes de 2011 no ha comprometido el medio ambiente. El MPF cuestiona este argumento señalando que no se presentaron «pruebas técnicos-científicas» de aquello.
Historia
El periplo del buque «Sao Paulo», el segundo y último portaviones de la flota de la Marina de Brasil, comenzó en agosto, cuando fue vendido a un astillero turco especializado en el desguace de embarcaciones por 2 millones de dólares.
Pero nunca llegó a su destino debido a que las autoridades de Turquía prohibieron su entrada, por lo que tuvo que dar vuelta poco antes de llegar al estrecho de Gibraltar.
Desde entonces, el portaviones que en el pasado sirvió a la Armada francesa con el nombre de «Foch», vaga por el Atlántico, ante la negativa de los puertos, incluso los brasileños, de recibirlo.
Construido en Francia en 1963, el portaviones tiene 266 metros de eslora, capacidad para albergar 1.300 tripulantes y transportar 30 cazabombarderos. La Armada brasileña lo compró en 2001 por 12 millones de dólares, pero con el pabellón brasileño, el Sao Paulo estuvo más tiempo en puerto que en alta mar.
Actualmente, el buque se encuentra a 350 kilómetros de la costa brasileña, en aguas jurisdiccionales del país sudamericano. Según explicó la Marina, ese lugar fue elegido para el hundimiento porque se ubica en la Zona Económica Exclusiva de Brasil; está fuera de las áreas de protección ambiental; cuenta con profundidades mayores a 3.000 metros; es una zona libre de interferencias con cables submarinos documentados y tampoco interfiere con proyectos de obras hidráulicas.
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