Descubren una armería y bombas de la dinastía Ming en el tramo pequinés de la Gran Muralla
PEKÍN – Un equipo de arqueólogos encontró en la Gran Muralla china casi 60 “bombas” de piedra que datan de la dinastía Ming (1368-1644) y que revelaron por primera vez la existencia de una armería en el tramo de la muralla que atraviesa Pekín.
Los 59 artilugios, excavados en la muy visitada sección de Badaling, tenían “gran poder explosivo” y eran empleados en la defensa contra las invasiones enemigas, explicó el arqueólogo Ma Luwei, citado por el diario oficial Global Times.
“Estas armas eran fáciles de hacer y muy útiles para que los soldados se las lanzaran a los invasores desde lo alto de la muralla”, indicó Ma.
Las bombas de piedra eran además uno de los instrumentos preferidos por Qi Jiguang, un general de la dinastía Ming considerado un innovador del armamento y el sistema militar de la época.
El hallazgo tuvo lugar en una de las atalayas de vigilancia de la muralla que, según los arqueólogos, hizo las funciones de armería y sería la primera que se identifica en el tramo de la construcción que pasa por Pekín.
Además de la armería, en esta campaña arqueológica se descubrieron otras construcciones a lo largo de la muralla, entre ellas un muro de “cara de caballo” al que los soldados se encaramaban para lanzar sus flechas al enemigo y un fortín de piedra para sostener cañones.
El tramo de la Gran Muralla que atraviesa Pekín está considerado uno de los más complejos en cuanto a edificaciones y características geológicas, y en él se han llevado a cabo más de 110 proyectos de conservación desde el año 2000, según el rotativo.
China tiene en marcha el proyecto de Parque Nacional Cultural de la Gran Muralla, que espera culminar en 2035 con el fin de integrar “en un solo paisaje” todos los recursos de la monumental construcción para preservar su legado y potenciar el turismo cultural.
La Gran Muralla, patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1987, está formada por lo que en origen eran numerosos tramos inconexos construidos por los pequeños estados para defenderse de las invasiones provenientes del norte.
Fue el autoproclamado primer emperador de China, Qin Shi (221-210 a. C.) quien decidió unirlos, conectando un tramo de miles de kilómetros que impidieron a las hordas mongolas de arqueros a caballo un fácil acceso al imperio.
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