Horario de verano 2025: ¿cuándo es y por qué se hace?

El ritual de cambiar el reloj dos veces al año tiene su origen en las estrategias de reducción de costos de finales del siglo XIX. Un reciente intento de acabar con él se ha estancado en el Congreso de EE.UU.

PORTLAND. – Esperamos que esta información te ayude para saber cuándo es el horario de verano o quizás para entender a dónde se va la energía que estamos ahorrando o por qué existe el horario de verano en primer lugar.

Con suerte, esto responderá a esas preguntas, y quizás a algunas más que no se te habían pasado por la cabeza, como qué tienen que ver las compañías ferroviarias del siglo XIX con esto y si los propietarios de los campos de golf tienen interés en tus hábitos de sueño.

Ahí va.

A diferencia de otros acontecimientos federales más fáciles de recordar, como el 4 de julio, en Estados Unidos el cambio de horario está ligado a un día itinerante: desde 2007, tiene lugar el segundo domingo de marzo, cuando los relojes se adelantan una hora, y el primer domingo de noviembre, cuando se atrasan. (En 2025, los relojes se adelantarán el 9 de marzo y se atrasarán el 2 de noviembre).

En el Reino Unido y en el resto de Europa, los relojes cambian el último domingo de marzo y el último domingo de octubre. (En 2025, esas fechas serán el 30 de marzo y el 26 de octubre).

Algunas ciudades de la frontera de México cambian su horario junto con Estados Unidos.

En el resto de México, el cambio de horario se eliminó en octubre de 2022, con la aprobación de la Ley de los Husos Horarios en los Estados Unidos Mexicanos. Desde entonces, el país mantiene un horario estándar establecido conforme a las diversas zonas horarias.

Los legisladores estadounidenses decidieron en 1966, al redactar la Ley de la Hora Uniforme, que la hora adecuada para este cambio era la “antemeridiana de las 2”, más conocida como las 2 de la madrugada.

Para los agricultores en Estados Unidos, el horario de verano es un horario perturbador que les impone el gobierno federal; un mito popular llegó a echarles la culpa de su existencia. Para algunos padres, es una molestia que puede convertir la hora de acostarse en un caos. Para las personas que dirigen campos de golf, gasolineras y muchos negocios minoristas, es genial.

“Cuando está oscuro o hay pocas horas después del trabajo, la gente tiende a ir directamente a casa y quedarse allí”, dice Jeff Lenard, portavoz de la Asociación Nacional de Tiendas de Conveniencia, un grupo del sector. “Cuando hay más luz, es más probable que salgan a hacer algo, ya sea en el barrio, en un parque local o en alguna otra experiencia. Y ese cambio de comportamiento también impulsa las ventas, ya sea en el restaurante favorito o en la tienda de conveniencia local”.

La idea es trasladar una hora de luz solar de las primeras horas de la mañana a las de la tarde, para que la gente pueda aprovechar más la luz del día. Se suele atribuir a Benjamin Franklin el mérito de haber sido el primero en sugerirlo en el siglo XVIII, tras darse cuenta de que desperdiciaba las mañanas parisinas quedándose en la cama. Propuso que los franceses dispararan cañones al amanecer para despertar a la gente y reducir el consumo de velas por la noche.

En los 100 años siguientes, la Revolución Industrial sentó las bases para que su idea entrara en la política gubernamental. Durante gran parte del siglo XIX, la hora se fijaba según el sol y el criterio de las personas que manejaban los relojes en cada pueblo y ciudad, creando decenas de “horas del sol” conflictivas y establecidas localmente. Podía ser mediodía en Nueva York, las 12:05 en Filadelfia y las 12:15 en Boston.

Esto causaba problemas a las compañías ferroviarias que intentaban entregar carga y pasajeros a tiempo, ya que nadie se ponía de acuerdo sobre la hora que era. En la década de 1840, los ferrocarriles británicos adoptaron horarios estándares para reducir la confusión. Los ferrocarriles estadounidenses no tardaron en hacer lo mismo.

En Norteamérica, una coalición de empresarios y científicos decidió los husos horarios y, en 1883, los ferrocarriles estadounidenses y canadienses adoptaron cuatro (Este, Centro, Montaña y Pacífico) para optimizar el servicio.

El cambio no fue bien recibido por todos. Los cristianos evangélicos fueron de los que más se opusieron, argumentando que “el tiempo venía de Dios y los ferrocarriles no debían jugar con él”, dijo Carlene Stephens, conservadora del Museo Nacional de Historia Americana.

Una vez resuelto el asunto de los husos horarios, no pasó mucho tiempo hasta que la idea de Franklin sobre el ahorro de luz diurna se adaptara al mundo industrial. En la década de 1900, un constructor inglés, William Willet, instó a los legisladores británicos a cambiar la hora para obtener beneficios económicos. El Parlamento rechazó la propuesta en 1909, pero la adoptó unos años más tarde debido a las presiones de la Primera Guerra Mundial.

En 1916, Alemania fue el primer país europeo en adoptar esta política para reducir los costes energéticos, y en los años siguientes varios países occidentales siguieron su ejemplo. En Estados Unidos, el gobierno federal se hizo cargo de los husos horarios en 1918. Y en marzo de ese año, el país perdió su primera hora de sueño.

Uno de los argumentos más antiguos a favor del horario de verano es que puede ahorrar costos de energía. Ha habido muchos estudios contradictorios sobre si realmente lo logra.

Un informe del Departamento de Energía de 2008 concluyó que la ampliación del horario de verano firmada por George W. Bush en 2005 supuso un ahorro de alrededor del 0,5 por ciento en el consumo total de electricidad al día. También ese año, un estudio de la Oficina Nacional de Investigación Económica concluyó que el cambio de horario de verano, “en contra de la intención de la política”, aumentó la demanda residencial de electricidad en aproximadamente el uno por ciento, y elevó las facturas de electricidad en Indiana en 9 millones de dólares al año y aumentó las emisiones contaminantes.

El ahorro de energía fue precisamente el argumento que utilizó el presidente Richard Nixon en 1974 cuando promulgó la Ley de Emergencia para la Conservación de la Energía en el Horario de Verano, en medio de una crisis de combustible. Pero lo que empezó como un experimento de dos años ni siquiera llegó al año. El 30 de septiembre de 1974, ocho meses después de que comenzara el experimento, el Senado devolvió a Estados Unidos al horario estándar tras el descontento generalizado.

Pero el horario de verano sigue teniendo fervientes partidarios, especialmente entre los defensores de las empresas, que argumentan que ayuda a impulsar la economía.

La Unión Europea y varios estados de EE. UU., como California, Florida y Ohio, se han planteado abandonar el cambio o han tomado medidas para hacerlo.

En marzo de 2022, el Senado aprobó repentina y unánimemente una ley para suprimir los cambios de horario dos veces al año, haciendo permanente el horario de verano. Pero el proyecto de ley no logró salir de la Cámara de Representantes. El senador Rick Scott, republicano por Florida, volvió a presentar el proyecto de ley en enero de 2025.

“Los estadounidenses me dicen constantemente que están hartos de cambiar el reloj dos veces al año”, dijo Scott en una declaración en enero. “Estoy encantado de tener al presidente Trump de nuevo en la Casa Blanca y totalmente a bordo para BLOQUEAR EL RELOJ, de modo que podamos aprobar este buen proyecto de ley y hacer este cambio de sentido común que simplificará y beneficiará la vida de las familias estadounidenses”.

El Senado y la Cámara de Representantes aún no han abordado el proyecto de ley. El presidente Trump ha dicho que apoya el fin del cambio de horario dos veces al año.

En octubre de 2022, México puso fin al horario de verano en la mayor parte del país, pero estableció una excepción para la zona fronteriza con Estados Unidos.

China, India y Rusia no utilizan el horario de verano. Tampoco lo hacen Hawái ni la mayor parte de Arizona. (La nación navajo, en el noreste de Arizona, Nuevo México y Utah, sí lo cumple). Varios territorios estadounidenses, como Puerto Rico, Samoa Americana, Guam y las Islas Vírgenes de Estados Unidos, tampoco aplican el horario de verano.

En 2020, la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño pidió la abolición del horario de verano. En un comunicado, la academia dijo que el cambio, al alterar el reloj natural del cuerpo, podría causar un mayor riesgo de accidente cerebrovascular y eventos cardiovasculares, y podría conducir a más accidentes de tráfico.

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