Alcaraz festejó en Indian Wells y reconquista el número uno

El español anuló al ruso Medvedev (6-3 y 6-2, en 70 minutos), también arrebata el liderato del ‘ranking’ a Djokovic y atrapa su tercer título de un Masters 1000.

INDIAN WELLS – Una centella con forma de tenista atraviesa el Valle de Coachella. Es Carlos Alcaraz, que viaja rápido, tan sumamente rápido, que a Daniil Medvedev apenas le da tiempo a procesar lo que sucede y en 70 minutos, un visto y no visto prácticamente, ya ha capitulado: 6-3 y 6-2. Lo que se adivinaba como un choque de trenes entre los dos jugadores del momento ha quedado reducido a un estupendo monólogo en el que el español, 19 años y ocho títulos ya en la élite, ha hecho trizas a su rival. Con su segundo trofeo del año, el tercer Masters 1000 que luce ya en su vitrina, el murciano recupera además el número uno mundial y se posiciona a las bravas: sin el destronado Djokovic sobre el tapete y con Nadal escapando poco a poco de la enfermería, él es el hombre a batir. En el presente norteamericano, no hay quien le haga sombra a Alcaraz.

Se corona por primera vez el de El Palmar en California sin ceder un solo parcial y elevándose de nuevo. Cierra un par de semanas fantásticas en las que, entre otras cosas, ha liquidado a tres adversarios de alta cilindrada como Medvedev, Jannik Sinner y Félix Auger-Alissime, destinados a litigar a medio y largo plazo por la hegemonía del circuito. El primero, un muro hasta ahora, se convirtió en un flan. El ruso enlazaba 19 victorias y tres títulos (Róterdam, Doha y Dubái), pero sencillamente se disolvió. Lo disolvió Alcaraz, que hace un par de años se cruzó por primera vez con él, en Wimbledon, y ahora anticipaba un duelo “muy diferente”; entre líneas, de igual a igual. No fue así en realidad. Transcurrió en una sola dirección y a ritmo de recital.

“Honestamente, esperaba un encuentro más duro, pero digamos que he jugado de manera perfecta. A nivel táctico lo he bordado y ha sido, digamos, más cómodo de los esperado. Ya dije que ante Medvedev tienes que hacerlo todo bien, y tácticamente también debes rendir a tu mejor nivel. Ha podido parecer fácil, pero no lo ha sido. Me ha sorprendido bastante [el dominio]”, exponía ante los periodistas tras firmar una obra de autor.

Pizarra y mazo en mano, con teoría y práctica, el partido se tradujo en una demostración técnica y táctica del campeón. Perfecta la ejecución y reseñables los números: 12 puntos cedió con el saque, en cinco ganadores se quedó el irreconocible Medvedev. Tiene 19 años Alcaraz, pero compite con el poso de los elegidos. Palabra de Daniil, poco dado a regalar flores. “Esto se lo digo a poca gente: estás entre los grandes”, le dedica el ruso sobre la pista, antes de que él tome el trofeo y oficialmente se una a los cuatro representantes españoles que han conquistado el desierto californiano, el Paraíso del Tenis: José Higueras (1983), Alex Corretja (2000), Rafael Nadal (2007, 2009 y 2013) y Paula Badosa (2021). Inscribe ahora el murciano su nombre y afianza un despegue extraordinario, con dos premios (Buenos Aires previamente) y una final (Río).

“Ha sido el torneo perfecto”, introduce en la sala de conferencias, convertido ya en el segundo jugador de menos de 20 años que gana tres Masters 1000 tras Nadal, que consiguió seis; fenómenos como Djokovic o Andre Agassi atraparon uno, y otros, como el mismísimo Roger Federer, ninguno. “Quizá mi tenis no ha mejorado tanto respecto a hace un año, pero sí lo ha hecho mi actitud, el estar relajado y disfrutar, el no tener presión; por eso es por lo que he jugado a un nivel tan alto. Confío en cada tiro que pego y, si fallo, no importa”, prosigue. “Es algo que he hablado con mi equipo. En estas situaciones estoy nervioso, pero trato de mostrarle lo contrario al rival, intento transmitirle que estoy disfrutando”, resuelve.

Por delante de Wilander

En poco más de un mes, Alcaraz ha recuperado el terreno perdido a raíz de la lesión que le impidió competir en el Open de Australia y estropeó su pretemporada. Y, aún más trascendente, en este intervalo de tiempo ha logrado disipar cualquier tipo de duda, si es que las hubiera: sin percances físicos de por medio, va a resultar muy difícil frenarle. Sea donde sea. En este periodo se ha impuesto a jugadores de todos los perfiles y se ha sobrepuesto a diferentes circunstancias. Brillante unos días, más efectivo otros, su naturaleza competitiva describe a un tenista total, con un extenso abanico de recursos y agallas para sortear todo tipo de trampas. Acostumbrado a barrer en las categorías inferiores, está aprendiendo también a arremangarse. Ejerce en la pista con la frescura juvenil, pero con las herramientas de un veterano.

Ante Medvedev ofreció una clase de aplomo, decisión y saber hacer. Lo hizo en una jornada compleja de manejar, con las rachas de viento irrumpiendo fuerte y condicionando el vuelo de la pelota. En cuanto detectó la tibieza del ruso, se lanzó con todo a por él. Resolvió con autoridad el primer parcial —solo dos errores, tres puntos cedidos con primeros y otros tres con segundos— y de forma aún más contundente el segundo. Voló y el moscovita, espectral, se desmoronó. “¿Por qué? No lo sé. Tal vez ha sido su bola, tal vez ha sido el aire; él ha hecho buenas dejadas y buenos winners en momentos importantes. Poco más que añadir”, exponía el cinco del mundo, de 27 años y ganador de un grande (US Open de 2021).

Desde su retorno en Buenos Aires, después de un paréntesis de cuatro meses forzado por los daños en el abdominal y la pierna, suma 14 triunfos en 15 partidos y solo cedió en la final de Río de Janeiro, donde sufrió un leve percance muscular que impidió luego su participación en Acapulco. De vuelta al escenario, en Indian Wells ha subrayado su condición de talento especial, capaz de reordenar el tiempo y de multiplicarse cuando muchos tienden a encogerse. A la hora de la verdad, Alcaraz casi siempre responde. De 11 finales, tan solo se le han resistido tres, ninguna de las de alto relieve. De nuevo en lo más alto —21 semanas, una más que el sueco Mats Wilander—, el calendario le conduce directamente a Miami, donde estará sometido a un examen de altura en el territorio que le catapultó hace un año y a la exigencia de la calculadora: deberá ganar para seguir en el trono.

Con la diana encima de aquí a final de mes, su entorno le protege y los elogios continúan. Muy a tener en cuenta el último de Billie Jean King, que algo sabe de éxitos y revoluciones: “Es un genio jugando al tenis, y me siento afortunada de estar viva para verlo. Es un regalo para nuestro deporte”.

RYBAKINA, POR FIN, TUMBA SABALENKA

Sin hacer ruido y con solidez, Elena Rybakina ha conseguido consolidarse entre las más fuertes de la WTA y el título obtenido en Indian Wells afianza su nuevo estatus. La kazaja, de 23 años, batió en la final del domingo a Aryna Sabalenka (7-6(11) y 6-4) y logró el cuarto trofeo de su carrera, el segundo en orden de importancia tras el del año pasado en Wimbledon.

Rybakina, la primera jugadora que consigue batir a la número uno (Iga Swiatek) y la dos (Sabalenka) en su trazado hacia el título californiano, se quitó además un buen peso de encima, ya que en los cuatro pulsos previos se habían inclinado ante la bielorrusa. A esta, campeona hace dos meses en Melbourne, le penalizaron sus reiteradas dobles faltas (10).

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