¿Años felices o años perdidos? El debate en Alemania en torno a Angela Merkel

Ante la publicación de la autobiografía de la excanciller, figuras públicas y medios locales han discutido sobre su real aporte a la política local y al país.

BERLÍN – El legado de la excanciller Angela Merkel empieza a someterse a examen en Alemania coincidiendo con la publicación este martes de su autobiografía, ya que han aumentado las críticas por las reformas que quedaron aplazadas, sus decisiones en política migratoria y por haber permitido que la dependencia del país del gas ruso aumentara en tiempos de tensiones geopolíticas.

«Fueron años felices y años perdidos», dice la revista ‘Wirtschaftwoche’ en un artículo titulado «La herencia fatal de Angela Merkel», que gobernó Alemania entre 2005 a 2021.

«La excanciller era la exaltación del momento. Convirtió a la Cancillería en una ONG y logró darle a los alemanes permanentemente la sensación de que estaban a salvo aunque las turbulencias sacudieran la política mundial», agregó.

Todo ello se hizo a costa de aplazar reformas que podrían haber significado sacrificios para los alemanes y de la ralentización de transformaciones inevitables.

«Creo que todos los problemas de Alemania son una herencia de Angela Merkel», indicó, de manera bastante más radical, el columnista del diario ‘Die Welt’ y exdirector de la revista ‘Stern’, Hans-Ulrich Jörges.

La postura de Jörges es extrema pero es sintomática. Varios temas a los que él apunta -el deterioro de la infraestructura de transporte en Alemania por la falta de inversiones, la crisis migratoria de la que se le atribuye buena parte de la responsabilidad por haberse negado a cerrar las fronteras en 2015 y una presunta ingenuidad ante Rusia- son recurrentes en las críticas a la larga era Merkel.

«Merkel es la expresión perfecta y el símbolo de una época que después del presunto final feliz de la historia de que hablara Francis Fukuyama sólo quería que la política la dejara en paz», dice el politólogo Albrecht von Lücke en un artículo publicado en la revista ‘Blätter für deutsche und internationale Politik’.

El gas ruso y la cumbre de Bucarest

Con respecto a Rusia, a Merkel se le reprochan dos decisiones fundamentales y las críticas han aumentado desde que empezó la guerra de agresión contra Ucrania.

La primera es la de haber mantenido la intensa relación energética de Alemania con Rusia e incluso haber aprobado la construcción de un segundo gasoducto -conocido como Nordstream 2- a través del mar Báltico.

La segunda es haber impedido que en la cumbre de OTAN en Bucarest se allanase el camino al ingreso a la Alianza a Georgia y a Ucrania.

En un fragmento del libro, que adelantó en su edición de el semanario ‘Die Zeit’, Merkel precisó que lo que estaba en discusión en Bucarest no era el ingreso a la OTAN de los dos países, sino invitarlos a desarrollar una hoja de ruta de acceso, conocida como MAP.

Saliendo al paso a las críticas, Merkel recuerda que entonces solo una minoría de la población ucraniana estaba a favor de un ingreso en la OTAN y que, aunque ella entendía el deseo de los dos países, los Estados miembros de la Alianza Atlántica tenían que considerar las repercusiones que ello tendría para su seguridad.

Con respecto al Nordstream 2, Merkel ha defendido su decisión de ese momento y, además de recordar que no llegó a utilizarse, ha dicho que en medio de los esfuerzos por desescalar el conflicto en el este de Ucrania hubiera sido contraproducente cortar las relaciones económicas con Rusia.

El exembajador de Ucrania en Alemania Andrí Melnik rechazó las justificaciones de Merkel y dijo en declaraciones a la revista ‘Der Spiegel’ que el fracaso de su política frente a Rusia pertenece a su legado.

«Sería una señal de fortaleza y no una debilidad que reconociera ese fiasco en sus memorias para evitar ese tipo de catástrofes en el futuro», señaló.

El año 2015 y la crisis de los refugiados

El año 2015 es considerado el año de inflexión de la era Merkel por la negativa a cerrar las fronteras, lo que desembocó en un aumento del flujo de refugiados durante ese año.

Al comienzo predominó lo que se llamó «la cultura de la bienvenida» con la famosa frase de Merkel «Lo lograremos», pero después se impusieron las preocupaciones por el aumento de la criminalidad y por posibles atentados terroristas.

El partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que había surgido como reacción a la política de rescate del euro, encontró en el rechazo a la migración un nuevo tema que le ha reportado éxitos electorales que no cesan.

Merkel ha defendido esa decisión en una entrevista con ‘Der Spiegel’.

«De no haber mantenido abiertas las fronteras, nuestros discursos sobre los valores europeos y la dignidad humana hubieran perdido toda credibilidad», afirmó».

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