Conor McGregor aún es el rey del PPV con 1.6 millones de ventas, pero su estrella comienza a declinar
LAS VEGAS – Conor McGregor tiene un premio de consuelo. A pesar de su derrota por nocaut técnico ante Dustin Poirier, el irlandés se consolidó como la figura que comanda la taquilla en la UFC y, posiblemente, los deportes de combate. No puede ser de otra forma cuando se vendieron más de 1.6 millones de Pagos Por Ver.
Aunque todavía no están las cifras definitivas, el conteo preliminar indica que el evento UFC 257 celebrado el 23 de enero en Abu Dhabi será el segundo mejor de la historia en el mejor circuito de Artes Marciales Mixtas, solamente superado por el del propio McGregor ante Khabib Nurmagomedov, que rebasó los 2.4 millones de PPV.
No por gusto, el presidente de la UFC, Dana White, busca contra viento y marea realizar una segunda entrega entre Notorius y el Aguila, pero esta posibilidad parece alejarse tras la derrota de McGregor frente a Poirier y el hecho de que Nurmagomedov insiste en su retiro definitivo. De concertarse, podría ser la primera noche con tres millones de ventas.
De modo que McGregor sigue siendo una pieza clave en el roster de la empresa. Gane o pierda, la próxima pelea del Notorius también será un éxito contra el que sea. Si vendió más de 1.3 millones contra un disminuido Donald Cerrone, que no haría un choque contra cualquiera de los mejores cinco en la división ligera.
Habría que recordar, además, que McGregor es coautor del evento más lucrativo en la historia de los deportes de combate, cuando su encuentro con Floyd Mayweather superó los 4.3 millones de PPV y genró más de $600 millones en ganancias.
No por gusto se estaba negociando una cita contra Manny Pacquiao que hubiera removido los libros de récords, antes de que McGregor cayera víctima del juego de piernas de Poirier, un obrero callado de las MMA que finalmente empieza a recoger el reconocimiento que merece.
Más allá de que McGregor posee ese imán para atraer a las masas y hacer que paguen $70 por cada PPV, también es cierto que necesita ganar para que ese brillo no pierda fortaleza. La derrota del sábado pudo haber sido un tropiezo en su magnífica carrera o el indicio de que ya ese espíritu guerrero no está como en el pasado.
El irlandés se levantó desde las calles duras y frías de Dublin, pero su ascenso en los deportes de combate, a sangre y fuego, le abrió las puertas a las maravillas de la buena vida. Solo en la pelea vs. Floyd su cheque fue superior a los $100 millones. Fue como ganarse la lotería. Muchos dejan de trabajar cuando se sacan el premio gordo.
Opciones no le faltan. Ahí puede venir la trilogía contra el propio Poirier o otra trilogía frente a Nate Díaz. Cualquiera de las dos sería un negocio espectacular para la UFC, pero si el fracaso vuelve a las riberas de McGregor, quizá los aficionados ya no estarían tan dispuestos a meter la mano en el bolsillo.
Así que para McGregor quedan dos caminos bien delineados: a vuelve a ser ese mismo chico con hambre de gloria en las calles de Dublin o se acostumbra a la idea de que el final está cerca, que ya nunca más será el mismo de sus días de gloria. Por lo pronto que disfrute el trono del :PPV y que luche por recobrar el verdadero.
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