Coronavirus: Sectores de la derecha en EEUU alarmados por papel del estado

 

 

 

 

En la parte oriental del estado de Washington, profundamente conservadora, un prominente legislador expulsado del caucus del Partido Republicano dice que el coronavirus es un arma biológica extranjera, acusa a los marxistas de usar la pandemia para promover el totalitarismo y despotrica contra las restricciones impuestas por el gobernador demócrata del estado.

Una teleconferencia en California la semana pasada para analizar restricciones a la pesca en ciertas zonas rurales que no están preparadas para una invasión de aficionados a esa actividad terminó en un caos y algunos de los participantes tildaron de “fascistas” a las autoridades estatales, declarando que era hora de que “la pesca recupere su grandeza”.

En todo el país, funcionarios que desconfían del papel del estado, furiosos con la orden de cerrar iglesias, tiendas de ventas de armas y otros negocios que no son considerados indispensables insisten en que la pandemia está siendo usada para pisotear los derechos constitucionales.

Las restricciones refuerzan la noción imperante en la derecha de que los gobiernos pueden aprovechar las emergencias nacionales para limitar las libertades civiles y esa prédica es particularmente fuerte en las regiones boscosas del sector oriental del estado de Washington, donde el representante conservador Matt Shea es uno de los fundadores de la Coalición de Estados Occidentales, que agrupa a políticos que desconfían de los gobiernos grandes y a partidarios de milicias.

El objetivo es “frenar las acciones inconstitucionales contra los ciudadanos de Estados Unidos”, según un informe de diciembre de las actividades de Shea financiado por la cámara baja del estado de Washington poco antes de que su propio caucus los expulsase.

 Cuando el gobernador del estado de Washington Jay Inslee dispuso el primer cierre obligatorio de escuelas y negocios, Shea preguntó si Inslee usaría la Guardia Nacional para hacer cumplir sus órdenes y si obligaría a la gente a vacunarse cuando haya una vacuna.

“Las cuarentenas son para la gente enferma, no para los ciudadanos saludables respetuosos de la ley”, escribió Shea en Facebook. “De lo contrario, desde un punto de vista constitucional y legal se entra en el territorio de la ley marcial”.

A Shea lo apoyó el candidato republicano a la gobernación Loren Culp, quien aspira a privar a Inslee de un tercer mandato.

“Si quiero participar en reuniones pacíficas, ir a la Iglesia, ir a una tienda de armas, llevar a mi familia a pescar, abrir un negocio, disfrutar de la naturaleza o hacer uso de mis derechos constitucionales, no debería enfrentar impedimentos de un aspirante a dictador”, declaró Culp durante una reciente conferencia telefónica.

Las actitudes de Shea fueron criticadas por el Southern Poverty Law Center, que dijo en un comunicado que trataba de infundir temor y daba “legitimidad a redes de extremistas” de los estados occidentales del país “en momentos en que cientos de residentes de Washington y miles más de estadounidenses mueren por el coronavirus”.

 La derecha critica también a los gobernadores republicanos que fijan restricciones.

El sheriff del Bonner County Daryl Wheeler escribió una carta al gobernador republicano Brad Little pidiéndole que reconsidere su orden de que la gente se quede en su casa.

Wheeler cuestionó la confiabilidad de la información de la Organización Mundial de la Salud sobre el coronavirus y dijo que “es hora de hacer que vuelva a regir la constitución”.

“Pueden pedir que los que están enfermos se queden en sus casas, pero deben permitir que los demás sigamos haciendo nuestras vidas normales”, escribió Wheeler.

Little permitió que los restaurantes sigan ofreciendo comida para llevar, pero eso no calmó a ultraconservadores como la representante estatal Heather Scott, también del norte de Idaho.

 Scott describió la repuesta del gobierno al virus como “una forma de hacer a un lado los pilares de nuestra Constitución para promover una visión global, socialista, en medio de una emergencia nacional”.

Las críticas llegan a la costa atlántica, donde el senador estatal de Pensilvania Daryl Metcalfe despotricó contra el gobernador demócrata Tom Wolf por disponer el cierre de negocios y que la gente se quede en sus casas.

“No fue elegido para ser nuestro amo o dictador, sino para ser un servidor desde la rama ejecutiva”, sostuvo Metcalfe en una carta. “No tiene autoridad para apresar a los ciudadanos en sus casas”.

“El gobierno va a causar más daño que el coronavirus”, afirmó el asambleísta republicano de Dakota del Norte Rick Becker a la One America News Network en reacción al cierre de negocios y escuelas dispuesto por el gobernador Doug Burgum.

Los políticos molestos con las órdenes de confinamiento se apuntaron una victoria la semana pasada cuando los legisladores republicanos lograron anular un decreto de la gobernadora demócrata de Kansas Laura Kelly que prohibía la congregación de más de 10 personas en actividades religiosas. La Corte Supurema estatal, no obstante, ratificó la restricción.

El malestar de la derecha con las restricciones se hizo ver incluso en la liberal California, donde la semana pasada más de 500 aficionados a la pesca interrumpieron una teleconferencia de reguladores estatales que se disponían a analizar posibles límites a esa actividad en localidades rurales. Muchos de los que llamaban pensaban que se planeaba una prohibición a nivel estatal, según el diario Sacramento Bee.

El director ejecutivo del Centro de Estados Occidentales, organización defensora de los derechos civiles de Portland, Oregón, acusó a estos políticos de derecha de “fabricar dramas y exageraciones que hacen correr más riesgos a sus votantes”.

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