Día Internacional de las Personas con Discapacidad: Las desigualdades que afectan al 16% de la población mundial
La OMS publicó un grueso informe, en el que se retratan las inequidades que experimentan las más de 1.300 millones de personas que viven con diversas afecciones, y que les influyen incluso a la hora de acceder a la atención primaria. Revisa acá algunas de ellas y qué recomendaciones ofrece el organismo.
Como antesala del 30° Día Internacional de las Personas con Discapacidad — conmemorado cada 3 de diciembre desde 1992— la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe de 312 páginas donde aborda la «persistente inequidad» en este segmento de la población y propone un paquete de 40 medidas a los gobiernos para abordarlo. Revisa a continuación los principales puntos del documento.
Puntos clave del informe
• Una convención especializada de las Naciones Unidas describe a las personas con discapacidad como «aquellas que tienen deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, en interacción con diversas barreras, pueden impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones que las demás».
• Las personas con discapacidad son parte de la diversidad humana. Se estima que en 2021 eran más de 1.300 millones quienes experimentaban alguna condición y que conformaban el 16% de la población mundial. Un número que ha aumentado sustancialmente durante la última década, debido a los cambios demográficos y epidemiológicos.
• De ellas, alrededor de 142 millones tiene niveles severos de discapacidad. Es decir una de cada diez.
• El informe sostiene que muchas de las desigualdades que viven estas personas, se explican -hasta cierto punto- por la misma condición o deficiencia de salud adyacente. Por ejemplo, en comparación con la población general, aquellos con lesiones cerebrales traumáticas tienen dos veces más riesgo de mortalidad. Las personas con síndrome de Down viven 20 años menos, en promedio.
• Asimismo, el documento indica que las personas con discapacidad tienen tasas más altas de sufrir nuevas condiciones, como tuberculosis, diabetes, derrames cerebrales, enfermedades de transmisión sexual y afecciones cardiovasculares.
• Además, las personas con discapacidad tienen un mayor riesgo de tener una mala salud bucodental y desarrollar problemas de salud mental como depresión o ansiedad.
• Una proporción significativa de estas diferencias no se explican por la condición, sino que están asociadas con factores injustos que son evitables. Estos factores se denominan “inequidades en salud”, los cuales son complejos e “inevitablemente multidimensionales”, yendo desde la estratificación social hasta las características de los sistemas sanitarios.
• Uno de ellos es el día a día. Las diferencias en el funcionamiento cotidiano también pueden atribuirse a condiciones injustas, como las barreras que suponen la vida económica, el transporte, las actividades de ocio, el contacto social, la accesibilidad y la participación en el empleo.
• Si bien la prevalencia es más alta en los países con mejores economías, de las 1.300 millones de personas que tienen una discapacidad, cerca del 80% vive en naciones de ingresos bajos y medianos.
• Los prejuicios sociales reducen la inclusión de las personas con discapacidad en el sector de la salud y desalientan sus comportamientos preventivos. Por ejemplo: la falta de conciencia comunitaria pueden dar lugar a que las personas con afecciones se vean impedidas o retrasadas a la hora de atenderse; la estigmatización entre los mismos miembros de la familia pueden impedir que vayan a los centros hospitalarios o incluso dar lugar al abandono; etc.
• Y cómo no, los precios. Debido a los costos, las personas con discapacidad experimentan claras necesidades insatisfechas de los servicios de salud: acceso reducido, tratamiento interrumpido, incapacidad para pagar dispositivos, estrés y mayor dependencia. Todos estos factores tienen un efecto negativo que aumenta la mortalidad, la morbilidad y el acceso.
• A lo anterior se suma la falta de conocimientos, habilidades y competencias de los profesionales de la salud para atender personas con discapacidad. Así también, pueden tener actitudes y creencias sociales negativas que pueden manifestarse en prácticas discriminatorias. En Estados Unidos -por ejemplo- solo el 41% de los médicos en ejercicio informaron tener «mucha confianza» en su capacidad de atención.
• Por el lado de la educación la tendencia también es clara. Según cifras de la Unicef, uno de cada tres niños con discapacidad no asiste a la escuela, en comparación con uno de cada siete sin afecciones. Como tal, no sorprende que los adultos tengan bajas tasas de alfabetización, lo que les dificulta acceder a la información y a los recursos de salud.
• Varios de estos factores contribuyen a peores condiciones de vida. Por ejemplo: las tasas de personas sin hogar entre las personas con discapacidad intelectual oscilan entre el 10 y el 40%, siendo más probable que los hombres se queden sin hogar a una edad mayor que las mujeres. Así también, muchas de estas personas viven en instituciones, ingresando desde niños o adolescentes, a veces en contra de la voluntad expresa de sus padres.
• El informe de la ONU también registra que las personas con discapacidad tienen 1,5 veces más riesgo de violencia que las personas sin discapacidad. En los países de bajos ingresos -por ejemplo- una de cada cinco ha sido abusada física o verbalmente debido a su afección.
Prevalencia de discapacidad
¿Qué propone la OMS?
1 Integrar la inclusión de la discapacidad en las estrategias de salud, incluidos en los planes de preparación y respuestas para emergencias.
2 Involucrar a las personas con discapacidad y sus organizaciones representativas en los procesos del sector de salud.
3 Permitir la provisión de atención integrada, centrada en las personas con discapacidad, que sea accesible y cercana para ellos.
4 Invertir más fondos en personal de apoyo, intérpretes y auxiliares que atiendan las necesidades de salud de las personas con discapacidad.
5 Capacitar a todo el personal no médico, que trabaja en el rubro sanitario, en temas relacionados con la accesibilidad y la comunicación respetuosa.
6 Crear un plan de seguimiento y evaluación para la inclusión de la discapacidad.
7 Incorporar un enfoque basado en el diseño universal, para el desarrollo o remodelación de las instalaciones y servicios sanitarios.
8 Adoptar estándares internacionales para la accesibilidad de tecnologías digitales de la salud.
9 Integrar indicadores para la inclusión de la discapacidad, en los marcos de seguimiento y evaluación de los sistemas de salud.
10 Elaborar un programa nacional de investigación sobre discapacidad, en materia de políticas y sistemas sanitarios.
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