La crisis del fentanilo ocupa un rol central en la cumbre APEC de San Francisco, una de las ciudades símbolo del drama

Los líderes de China, Estados Unidos y México han programado reuniones donde la lucha contra este opiáceo es uno de los puntos centrales, justo en una de las urbes más afectadas por este flagelo.

SAN FRANCISCO – Es sabido que hay preocupación internacional por la crisis del fentanilo, que tanto ha azotado a Norteamérica, con Estados Unidos y México como protagonistas. La dependencia y muerte de miles de personas en los últimos años a causa de la llamada «droga zombie» tiene inquietas a las autoridades, que han visto cómo este problema no ha hecho más que crecer desde la pandemia de covid-19. Es así como este tema ha acaparado varias de las reuniones sostenidas en el marco de la cumbre de la APEC en San Francisco, justo una de las ciudades símbolo de este drama.

Esta urbe estadounidense es uno de los escenarios centrales de la crisis del fentanilo, y los números de 2023 así lo reflejan: De acuerdo con el último reporte del departamento forense municipal, en 572 de las 692 muertes por sobredosis registradas hasta el 31 de octubre se detectó la presencia de fentanilo, es decir, en el 82,6% del total de fallecidos.

Las cifras alarman aún más si se considera que, a falta de dos meses, las muertes registradas este año superan con creces los registros de 2022, donde hubo 649 decesos por sobredosis, 459 de ellos a causa del fentanilo.

Este drama, que afecta mayoritariamente a hombres, se ha visto de manifiesto en las calles de barrios como Tenderloin, con personas deambulando por todos lados. Pero también ha causado daños a niveles macro: el aumento del consumo de drogas y la delincuencia ha golpeado a la economía de San Francisco, que ha visto cómo grandes empresas han dejado la ciudad.

Así las cosas, llama la atención que sea justo esta urbe el escenario de las conversaciones de alto nivel para tratar el flagelo del fentanilo, que involucra principalmente a tres países: China, México y Estados Unidos.

Según fuentes norteamericanas, los carteles mexicanos usan los precursores químicos procedentes de China para fabricar este opioide sintético, cincuenta veces más potente que la heroína, y posteriormente lo venden ilegalmente en Estados Unidos. He ahí que las autoridades han abogado por un trabajo conjunto que permita combatir este drama.

Los acercamientos entre China y EE.UU.

Desde que se desató este problema, los reproches han sido para China, país al que se le acusa de no fiscalizar la salida de productos químicos. Así lo dejó en claro el líder de la mayoría demócrata en el Senado de EE.UU., Chuck Schumer, quien hace un mes y medio viajó a Shanghai y acusó a las compañías chinas de «alimentar la crisis del fentanilo», asegurando que no se trata de una cuestión del Gobierno.

Es en esa línea, que la crisis por los opiáceos fue uno de los temas centrales en la reunión entre el presidente de EE.UU., Joe Biden, y su par chino, Xi Jinping, celebrada en San Francisco el miércoles. De acuerdo con ambas partes, hubo acercamientos para trabajar en conjunto.

Y los resultados quedaron a la vista el día siguiente. El jueves, el Departamento de Estado de EE.UU. anunció el levantamiento de las sanciones que pesaban sobre el Instituto de Ciencias Forenses del Ministerio de Seguridad Pública de China, para así favorecer la cooperación entre ambos países.

«La permanencia del Instituto de Ciencias Forenses del Ministerio de Seguridad Pública de China en la lista de entes comerciales era una obstáculo para lograr la cooperación en el control a los químicos que sirven para producir el fentanilo», explicó el vocero de la diplomacia estadounidense, Matt Miller.

De esta forma, Washington accedió al deseo de Beijing de retirar las sanciones sobre el instituto dedicado a investigaciones criminales que incluyen la lucha antidroga, para así colaborar en la lucha contra el fentanilo.

Por otro lado, ese mismo día la Comisión Nacional de Control de Narcóticos de China alertó a las empresas dedicadas a la producción, el comercio o el transporte de sustancias que pueden ser utilizadas para fabricar drogas de que eviten incurrir en «actividades ilegales o criminales».

De todos modos, la entidad aseguró que Beijing «ha adoptado medidas estrictas para controlar las sustancias precursoras de drogas y ha cooperado activamente con la comunidad internacional».

Asimismo, el comunicado advierte a las empresas que «algunos países y regiones han ampliado el alcance de la fiscalización de las sustancias precursoras de drogas» y que «agencias de aplicación de la ley extranjeras pueden perseguir» a quienes consideren infractores.

Qué dice México

Dentro de esta crisis también está México, dado que es ahí donde las bandas criminales alteran las sustancias químicas y luego distribuyen la droga hacia Estados Unidos. El Presidente, Andrés Manuel López Obrador, se reunió el jueves con Xi Jinping en San Francisco, y le expresó sus inquietudes.

En un comunicado, la Presidencia de México detalló que López Obrador remarcó «la necesidad de intercambiar información y lecciones aprendidas en la lucha contra el tráfico ilícito de precursores químicos» de fentanilo.

Además, «enfatizó la importancia de alcanzar un acuerdo para intercambiar información sobre embarques que salen de Asia», detalla la nota.

Y este tema también se tratará en la reunión entre el Mandatario mexicano y su homólogo estadounidense, Joe Biden, a celebrarse la tarde de este viernes. Ambos líderes ya han conversado sobre la crisis del fentanilo en ocasiones anteriores, y esperan una mayor cooperación.

Este tema ha cobrado gran importancia en ambos países en el último tiempo. Son varias las voces en EE.UU. -sobre todo en el Partido Republicano- que acusan a México de no hacer lo suficiente contra esta droga fabricada, según Washington, por los carteles mexicanos.

La administración de López Obrador, por su parte, niega la acusación y afirma que todo proviene de Asia.

Según anticipó la canciller mexicana, Alicia Bárcena, el tráfico de fentanilo será un tema central en la reunión, a la espera de que haya soluciones concretas.

Y mientras las autoridades discuten y llegan a acuerdos, San Francisco sigue viendo cómo sus calles se llenan de personas poseídas por la «droga zombie».