La falta de personal y material médico añaden incertidumbre a la saturación de los hospitales de México

El Gobierno convoca a más de 300 especialistas para que se integren a su equipo de contención.

CIUDAD DE MÉXICO – Confinado a medias, inducido al coma económico, México aguarda el pico de la pandemia entre dudas acerca de la capacidad de su sistema sanitario, que con el paso de los días avanza hacia la saturación en la capital. La incertidumbre sobre la fuerza con que golpeara el virus en las próximas semanas y la aceleración de la curva de contagios mantiene en vilo al Gobierno. La discusión hasta la fecha versaba sobre la cantidad de camas y ventiladores necesarios para atender a pacientes graves. A esas preocupaciones se añade ahora la disponibilidad de profesionales para operar las unidades de terapia intensiva. Este martes, la Secretaría de Salud ha informado de que convocará a 337 médicos especialistas para que se integren a su equipo de contención.

Ciudad de México aparece como la piedra de toque. Concentra más de un cuarto de los contagios registrados en todo el país y buena parte de su red hospitalaria empieza a saturarse. También centros privados. El jefe del departamento de Medicina Interna del Centro Médico ABC, Francisco Moreno, dice en una entrevista con Bloomberg que lo que hacen falta son ventiladores: “No hay suficientes, la mitad de los pacientes necesitan ventiladores y nos estamos quedando sin unidades”.

En la capital y su área metropolitana, con más de 20 millones de habitantes, el número de pacientes graves intubados asciende este martes a 747. Hasta el jueves pasado, la capacidad del medio centenar de hospitales de la zona para atender casos graves de la covid-19 era de 1.300 pacientes. La secretaria de Salud de la Ciudad, Oliva López, dijo que para la semana que viene esperan llegar a 2.500.

Este martes, la jefa de Gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum, ha señalado: “Aún no hemos alcanzado un crecimiento exponencial, lo cual nos permite seguir creciendo la capacidad hospitalaria. A día de hoy tenemos ocupado el 55% de la red hospitalaria”. Sheinbaum ha dicho que los hospitales del ISSSTE y el IMSS, los dos seguros públicos principales, ya deberían empezar a atender a cualquier paciente, estén o no asegurados. Hasta la semana pasada no lo hacían, lo que generó cierto caos entre los pacientes y sus familias. La jefa de Gobierno ha insistido que la semana que viene podrían intervenir ya los centros médicos del Ejército y la Armada. El Centro Banamex, que iba a entrar en funcionamiento este lunes para albergar pacientes que no estuviesen graves, aún no ha echado andar y se prevé que esté listo mañana.

Samuel Ponce de León, exjefe del departamento de epidemiología hospitalaria del Instituto Nacional de Nutrición, dice que el plan de acción del Gobierno es bueno. “Se ha desarrollado a lo largo de más de dos meses. Se ha ido planeando cómo reconvertir estos hospitales, primero el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y luego Nutrición”, dice, en referencia a dos de los siete centros de atención de casos graves que ha dispuesto el Ejecutivo en Ciudad de México. Desde esta semana, esos siete centros no reciben pacientes, están a tope, atendiendo a buena parte de los 747 pacientes graves que registra la capital. “Esos hospitales están ahora ampliando áreas de atención”, añade Ponce de León, “el problema no son solo los ventiladores, sino los médicos y el equipo para manejar estos equipos y las atenciones que requieren estos pacientes”.

El doctor Alejandro Macías es de la misma opinión. No son solo los ventiladores, sino el personal. Macías ocupó el mismo cargo que Ponce de León y además dirigió los esfuerzos del Gobierno de Calderón durante la crisis de la influenza, en 2009. Hace un mes, en una entrevista con este diario, decía que había que poner atención a la regla 85-15-5. De los enfermos, el 85% tendría síntomas leves, el 15% necesitaría atención médica, mientras que el 5% requeriría terapia intensiva. “Me preocupa ese 5%”, dijo entonces Macías. Un mes después, el infectólogo indica que le sigue preocupando lo mismo. “Las áreas de terapia intensiva no se pueden inventar de la noche a la mañana. Y eso es una preocupación. Son camas, ventiladores, personal capacitado… Es una situación completamente diferente que las terapias intermedias. Porque una vez que una persona entra en ventilador, son dos semanas de atención. Es muy difícil de llevar a cabo. El ventilador necesita cuidado constante. No es simplemente una máquina, es un aparato muy sofisticado”.

Macías duda sobre las verdaderas capacidades de la estructura sanitaria de Ciudad de México, principal área de contagio del país. El especialista cree que es poco posible que la semana que viene, la capital cuente con 2.500 camas de terapia intensiva. Ponce de León sí lo cree posible, pero no se atreve a decir si será o no suficiente. Y aventura un panorama poco optimista en el país: “Va a ser un ir y venir de epidemias. En algunos sitios estarán en una segunda ola y en otros apenas saldrán de la primera. Es real, ni bueno ni malo. Lo que es clarísimo es que la población que no se infecte ahora se infectará más tarde. Será mejor que esto ocurra paulatinamente, aunque la economía sufrirá”.

La pregunta ahora es qué pasara cuando llegue el pico, el crecimiento exponencial. ¿Es contenible la epidemia en un contexto como el de Ciudad de México, donde la cerrazón no ha sido total como en España o Italia? Macías afirma: “Es contenible hasta cierto punto. Y si no se hubieran hecho las acciones de distanciamiento nos habría ido peor, a reserva de lo bien o lo mal que las hayan llevado a cabo los ciudadanos. El apego ha sido parcial y el resultado también lo será. Pero si no se hubiera hecho, el agobio del sistema de salud sería peor”.

México se desliza por la curva de contagios a diferentes velocidades. Hay regiones que apenas empiezan a registrar brotes, mientras que en otras la epidemia ya es una realidad. El área metropolitana de Ciudad de México y Baja California son ejemplo de esto último. El domingo, el jefe de epidemiología de la Secretaría de Salud, José Luis Alomía, decía que ambas regiones “están ya en la mitad de su ocupación y recordemos que estamos todavía en días y semanas donde esperamos que la curva continúe de manera ascendente”.

Este martes, los principales hospitales de Baja California estaban casi a tope. El Hospital General de Mexicali presentaba una ocupación del 83% y el Hospital General Regional 1 del IMSS, el seguro social de mayor cobertura en México, del 90%. Entre ambos hospitales apenas disponen de 20 ventiladores disponibles. Baja California cuenta 1.300 casos de la covid-19.

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