La impactante historia de la patinadora Tonya Harding que estuvo involucrada en uno de los hechos más macabros del deporte en los 90′

Tonya Harding y Nancy Kerrigan, una rivalidad que traspasó los límites.

PORTLAND. – Corría enero de 1994 y el agónico llanto de Nancy Kerrigan golpeaba al deporte estadounidense. La campeona nacional de patinaje sufría un bestial ataque.

La norteamericana, consagrada como la mejor exponente de su país un año antes, caminaba por el Cobo Arena tras una práctica y de pronto fue atacada salvajemente con un bastón en su pierna derecha.

Las imágenes eran desgarradoras y mostraban a Kerrigan preguntándose «¿por qué yo, por qué yo?». Y detrás de esas palabras había una respuesta que tendría a una compatriota como protagonista.

Se trata de Tonya Harding, también patinadora y campeona nacional en 1991 y múltiple medallista entre 1989 y 1992. Pero sus éxitos se verían amenazados por la irrupción de Nancy, su gran rival.

Precisamente eso la llevaría a ser partícipe de uno de los hechos más impactantes y oscuros de la historia del deporte. Los medios así lo reflejaron con el pasar de los años.

«La villana del patinaje sobre hielo en Estados Unidos que ‘encargó’ que le partieran una pierna a su rival Nancy Kerrigan», relataba en su momento.

La historia

Harding fue implicada en el ataque tras comprobarse que fueron su esposo, Jeff Gillooly, y su guardaespaldas, Shawn Eckhardt, los autores intelectuales del ataque perpetrado por Shane Stant con un bastón de metal.

Gillooly la inculpó directamente como parte del plan macabro, sin embargo, ella de inmediato negaba todo vinculo y continuaba adelante con su carrera.

De hecho, mientras ella seguía disfrutando del éxito, Kerrigan quedaba fuera del campeonato nacional de 1994, cita que terminaría precisamente con Harding nuevamente monarca, tal como en 1991. De paso conseguía el boleto a los Juegos Olímpicos de Invierno. Todo iba sobre ruedas para ella.

Para los JJ.OO., Kerrigan lograría recuperarse y sería seleccionada junto a su eterna «rival». Incluso le fue mejor que a ella obteniendo la medalla de plata y dejando atrás el escándalo.

Pero sin saberlo, la escena de Harding llorando en aquella cita sería el detonante de lo que vendría días después. Finalizados los Juegos de Invierno, la mencionada patinadora se declararía culpable en el ataque a su compatriota.

Si bien no se reconocía como autora intelectual, sí confesaba haber obstruido en la investigación pues tenía conocimiento de la agresión y no lo comunicó a las autoridades.

Harding fue acusada del ataque y enjuiciada en el Condado de Muttnomah, Oregón. Para evitar la cárcel, se declaró culpable de «conspiración para obstaculizar el enjuiciamiento de los atacantes a Kerrigan» y fue sentenciada a tres años de libertad condicional, 500 horas de servicio comunitario y una fianza de 100 mil dólares.

El derrumbe de su carrera

La Asociación de Patinaje de Estados Unidos también hizo su propia investigación y el 30 de junio de 1994 decidió quitarle el título que ganó ese año. Pero no fue lo único.

Además se le prohibió de por vida participar en eventos de la asociación como patinadora o entrenadora. ya que se concluyó que sabía del ataque antes de que ocurriera.

El golpe lo sintió fuerte, pues también perdió auspicios y fue declarada «persona no grata» a nivel profesional.

En su autobiografía de 2008, «The Tonya Tapes», Harding contó que quiso contactar al FBI para revelar lo que sabía, pero decidió no hacerlo cuando supuestamente Gillooly la amenazó de muerte.

Lo que vino después

Tras quedar marginada del mundo del patinaje, deambuló por diferentes actividades como gerente de lucha libre, actriz, boxeo, carrera de autos y diferentes programas televisivos.

En los últimos años se le vio en un programa de baile y hace unas semanas apareció en uno de cocina. Su historia de vida, donde sufrió maltratos, también llegó al cine.

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