Los altibajos en la relación entre los líderes de EEUU y los soviéticos
PARÍS – Desde la célebre gira de Nikita Jruschov por Estados Unidos en 1959, invitado por Dwight Eisenhower, hasta la complicidad entre Bill Clinton y Boris Yetlsin en los años 90, 40 años de relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética/Rusia antes del acceso al poder de Vladimir Putin.
EISENHOWER-JRUSCHOV: UN SOVIÉTICO EN CASA DE LOS ESTADOUNIDENSES
En septiembre de 1959, Nikita Jrushov acepta una invitación del presidente estadounidense Dwight Eisenhower para visitar Estados Unidos.
Es la primera vez que un Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética visita Estados Unidos.
El “Señor K” recorre el país a lo largo y lo ancho, desde los campos de maíz de Iowa hasta California.
En Hollywood, Marylin Monroe y Elizabeth Taylor participan en un banquete de 400 cubiertos en honor del dirigente soviético.
Jovial y extravertido Jruschov se queja ante las cámaras y micrófonos de los periodistas de que no lo hayan dejado visitar Disneylandia.
Al final de las conversaciones en Camp David, la residencia de descanso de los presidentes estadounidenses, Estados Unidos y Rusia anuncian su voluntad de trabajar por un desarme general y la reanudación de las negociaciones sobre Berlín, que la Guerra Fría separó en dos partes.
KENNEDY-JRUSCHOV: LA CRISIS DE LOS MISILES DE CUBA
El 3 y 4 de junio de 1961 en Viena, John Fitzgerald Kennedy, un joven presidente recién elegido, se enfrenta al habilidoso Nikita Jruschov.
El inquilino de la Casa Blanca llega a la reunión debilitado por el fracaso en abril de la invasión de Cuba en la Bahía de los Cochinos fomentada por la CIA.
Dos meses después, se construyó el Muro de Berlín que partió Berlín en dos durante décadas y en octubre de 1962, estalló la crisis de los misiles desplegados por la URSS en Cuba.
La crisis de los misiles, que puso al mundo al borde de una guerra nuclear, culminó con la retirada de los misiles soviéticos de la isla gobernada por Fidel Castro y el compromiso de que Estados Unidos no iba a invadir Cuba.
La crisis llevó a la instalación en 1963 de un “teléfono rojo” (en ese momento un simple télex), para permitir que los líderes de las dos superpotencias se comuniquen directamente.
BRÉZHNEV-NIXON: LA DISTENSIÓN
Del 22 al 30 de mayo de 1972, la sombra de la guerra de Vietnam se cierne sobre la cumbre de Moscú entre Richard Nixon y el líder soviético Leonid Brézhnev.
Pocos días antes iniciar el viaje, el primero de un presidente estadounidense a la URSS, Nixon ordenó bombardear masivamente Hanói.
No obstante, la cumbre de Moscú marca el comienzo de una era de “distensión” entre los Estados Unidos y la URSS con la firma de los tratados de defensa antimisiles ABM y SALT-1 que limitan los armamentos estratégicos.
Los dos mandatarios afirman en particular que “en la era nuclear, la coexistencia pacífica es la única base para el desarrollo de las relaciones mutuas”.
Nixon y Brezhnev se reunieron en otras dos ocasiones, en 1973 en Washington y en 1974 en Moscú, para consolidar la distensión.
Un período que terminó en 1979, con la entrada de los tanques soviéticos en Afganistán.
REAGAN-GORBACHOV: UN “NUEVO COMIENZO”
Del 19 al 21 de noviembre de 1985, Ronald Reagan y Mijail Gorbachov renovaron el diálogo soviético-estadounidense en Ginebra después de seis años de congelamiento y tres crisis: Afganistán, Polonia y Euromisiles de la OTAN.
El nuevo líder reformista del Kremlin promueve la distensión. El conservador estadounidense silencia sus salidas sobre el “Imperio del Mal” que representa la Unión Soviética.
A pesar de la oposición de la URSS al programa estadounidense de defensa antimisiles “Guerra de las Galaxias”, la cumbre es definida por “los dos grandes comunicadores” como “un nuevo comienzo”.
En diciembre de 1987, la tercera de las cuatro reuniones Reagan-Gorbachov culminó con la firma en Washington del histórico tratado sobre la eliminación de las fuerzas nucleares de alcance intermedio (INF).
BUSH-YELTSIN: UN DÚO DE “AMIGOS”
Del 1 al 2 de febrero de 1992, el presidente estadounidense George Bush recibe en Camp David a su homólogo ruso Boris Yeltsin.
Antes de la cumbre informal, el Consejo de Seguridad de la ONU consagró a Rusia como sucesor de la URSS en esa instancia.
En junio, Bush y Yeltsin ponen en marcha un acuerdo de desarme estratégico destinado a profundizar el tratado START I, firmado por Bush y Gorbachov en 1991.
Según Bush, la Guerra Fría terminó y Estados Unidos y Rusia se encuentran “en el umbral de un nuevo mundo”.
CLINTON-YELTSIN: UNA CARCAJADA INOLVIDABLE
Bill Clinton llega a la Casa Blanca en enero de 1993 y Boris Yeltsin se va del Kremlin el 31 de diciembre de 1999.
Durante esos siete años, ambos presidentes forjaron, más allá de múltiples desacuerdos, estrechas relaciones y celebraron ocho cumbres.
La complicidad queda en evidencia el 23 de octubre de 1995, en la clausura de la cumbre de Hyde Park, cerca de Nueva York.
Las discusiones no permitieron ningún avance con respecto a la guerra en Chechenia o los bombardeos de la OTAN en Bosnia, pero Yeltsin quiere asegurar que esta cumbre frustró los pronósticos más oscuros.
Con voz atronadora, lanza a los periodistas: “Ustedes habían dicho que nuestro encuentro sería un desastre, pero yo les digo que el desastre, lo sufrieron ustedes”.
Bill Clinton estalla en una estrepitosa carcajada bajo la mirada burlona de su homólogo ruso, visiblemente satisfecho con el efecto de su ocurrencia.
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