Maduro toma control de la asamblea poniendo en jaque el futuro de Guaidó
CARACAS – El régimen de Nicolás Maduro inauguró el martes una nueva Asamblea Nacional que pasó a estar repleta de sus seguidores en lo que propina un duro golpe a la oposición venezolana y a la última institución democrática del país, dijeron analistas.
Los nuevos legisladores marcharon hasta el palacio legislativo cargando imágenes del héroe de la independencia Simón Bolívar y del fallecido presidente Hugo Chávez. “Que viva la Revolución Bolivariana”, gritaron los representantes del chavismo mientras entraban al edificio.
Analistas temen que la nueva asamblea –conformada en más de un 90 por representantes del régimen elegidos en un proceso ampliamente denunciado como una farsa– sea utilizado para perseguir la persecución política contra disidentes. También representa un gran reto para la oposición, que prometió seguir operando en un Congreso paralelo.
En juego está la futura legitimidad de Juan Guaidó, quien es visto como presidente de Venezuela por Estados Unidos y más de otros 50 países, y la posibilidad de que pierda ese respaldo de la comunidad internacional en momentos en que Maduro trata de convencer al mundo de que cuenta con una Asamblea Nacional respaldando sus esfuerzos por profundizar su revolución socialista.
Guaidó, por su parte, alega que él y los otros diputados de la oposición deben ser considerada como los legítimos legisladores del país y sostuvieron su propia inauguración en una sesión realizada virtualmente. “Estamos aquí por nuestra gente”, dijo.
La inauguración de los diputados oficialistas se produce en el marco de un esperado cambio de gobierno en Washington que podría alterar la política estadounidense hacia Venezuela que en los últimos años ha favorecido a la oposición venezolana.
Claves serán las manifestaciones de apoyo brindadas por Estados Unidos, la Unión Europea y América Latina hacia Guaidó después que el presidente Donald Trump salga del poder, dijeron analistas, al advertir que un enfriamiento del respaldo internacional podría propinar un golpe difícil de superar para el movimiento encabezado por el opositor en las próximas semanas.
“Va a ser necesario ahora que la comunidad Internacional, y particularmente la comunidad europea, se pronuncie nuevamente a favor de reconocer a Guaidó como el presidente legítimo de Venezuela”, comentó desde Londres Diego Moya-Ocampos, analista para las Américas de IHS Markit. “Mucho de esto va a depender de lo que haga la administración de Joe Biden”.
El presidente electo Biden, quien tiene previsto ser juramentado el 20 de enero, hasta el momento no ha dado grandes señales de lo que piensa hacer sobre la crisis en Venezuela. En el pasado, ha coincidido con Trump en que Maduro es un dictador, pero no ha brindado clara señales sobre si piensa mantener las duras sanciones impuestas por Washington contra su régimen o si continuará brindando el mismo grado de respaldo sobre Guaidó.
MADURO AMENAZA CON UN ‘JUICIO PÚBLICO’ PARA GUAIDÓ
En el corto plazo, el mayor tema de preocupación es que el régimen socialista de Caracas cumpla con su amenaza de encarcelar a los diputados de la oposición que decidieron extender por un año la gestión de la Asamblea Nacional tras declarar, conjuntamente con Estados Unidos y la Unión Europea, que los comicios parlamentarios del 6 de diciembre realizados por Maduro fueron una farsa.
Gran parte de la comunidad internacional había rechazado los comicios meses antes de que estos fueron realizados, argumentando que en el país no existían garantías de que estás pudieran ser libres y transparentes debido a que el régimen había tomado control de los principales partidos de oposición, y que había prohibido la participación de candidatos claves que le serían adversos.
La oposición, que también alegaba que el régimen nombró ilegalmente a las autoridades electorales que le garantizarían un resultado favorable, decidió no participar en los comicios.
La Asamblea Nacional controlada por la oposición es considerada como el último vestigio democrático en Venezuela y también es el sustento del título de “presidente interino” asignado a Guaidó, quien como presidente del organismo asumió el cargo para reemplazar a un Maduro que los diputados declararan que estaba usurpando el cargo.
Guaidó, quien al inicio contaba con el respaldo de decenas de miles de venezolanos que salieron a las calles para protestar contra Maduro, ha visto su popularidad caer abruptamente en los últimos meses en la medida que disminuían los prospectos de que Maduro abandone el poder.
La oposición ha prometido continuar con la lucha, pero cuenta actualmente con menos espacio para maniobrar.
La decisión de la Asamblea Nacional de extender sus funciones, tomada el 26 de diciembre, no contó con el respaldo de todos los partidos de la oposición, luego que los diputados de Acción Democrática (AD) decidieron abstenerse, mostrando de nuevo las divisiones que existen dentro de la oposición.
La abstención de AD fue tomado como una nueva señala de resquebrajamiento de la unidad dentro de la oposición venezolana, y el martes el diputado opositor Stalín González publicó un artículo de opinión en el diario español El Mundo titulado “No podemos ser como ellos” abogando a favor de una “profunda revisión de nuestra lucha” y de los esfuerzos realizados en los últimos cinco años.
“La unidad es un valor importante, pero acompañada por ideas claras y creíbles”, señaló.
El régimen tampoco estuvo de acuerdo con la decisión y el Tribunal Supremo de Justicia, controlado por el chavismo, dijo que fue un acto “írrito y carente de validez y eficacia jurídica”.
“Solamente digo una palabra frente a estas ínfulas de autoproclamación y de extensión ilegal e inconstitucional de supuestos mandatos: que se cumpla la ley; que se haga justicia”, declaró Maduro la semana pasada. “En un país donde hay ley y justicia, habrá paz. Y cuenten conmigo, que no me temblará el pulso para actuar férreamente de acuerdo a la justicia y a la ley”.
Maduro previamente se había manifestado a favor de solicitarle a la nueva Asamblea Nacional que abriera una investigación contra Guaidó.
“La nueva Asamblea Nacional debe instalar una comisión parlamentaria para investigar toda la corrupción de Juan Guaidó (…) vamos a hacer un juicio público, vamos a consultarle al pueblo”, declaró el líder chavista en noviembre.
Declaraciones como esa son tomadas como una señal de que Maduro pretende arrestar a los diputados opositores, aunque esas detenciones serían selectivas.
“El régimen sabe que todavía no está en sus intereses encarcelar a Guaidó”, dijo Geoff Ramsey, director para Venezuela del centro de investigaciones Washington Office on Latin America. “Pero si vamos a ver más acciones de intimidación, más represión general, específicamente contra los diputados de la Asamblea Nacional que decidan seguir en el país”.
EL RESPALDO DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL EN JAQUE
Ramsey dijo creer que el gobierno estadounidense bajo la conducción de Biden continuará reconociendo el liderazgo de Guaidó, pero advirtió que el apoyo concreto proveniente de Europa y América Latina posiblemente disminuirá en parte por dudas sobre la legalidad detrás de la decisión de la Asamblea Nacional opositora de extender sus funciones por un año más, y con ello, la duración de la presidencia interina.
“Van a continuar adoptando una postura retórica apoyando la figura política de Guaidó, pero la constitucionalidad de su puesto, como presidente interino, ya no es tan clara”, dijo Ramsey, al agregar que los partidos de la oposición ya parecen estar en su punto más débil de los últimos dos años y que Maduro parece haber consolidado su posición de poder pese a las presiones internacionales.
La Asamblea Nacional de Maduro, sin embargo, tampoco tendrá mucho éxito en conseguir el visto bueno de la comunidad internacional, más allá de lo que podría esperarse de países aliados como Rusia, China y Cuba, explicó desde Washington, José Vicente Carrasquero, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Simón Bolívar.
Ese reconocimiento es clave para las aspiraciones del gobernante venezolano de poder recuperar el acceso al financiamiento internacional que desapareció cuando la Asamblea Nacional bajo control de la oposición se rehusó a respaldar los acuerdos de préstamos a largo plazo.
Guaidó recibió el lunes un nuevo espaldarazo de la administración Trump, luego que el departamento del Tesoro anunciará que solo reconocerá las decisiones financieras de la Asamblea Nacional controlada por los opositores y desconocerá las del organismo del chavismo.
Esa decisión en esencia prohíbe “cualquier transacción o actividad que involucre a la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela convocada por Nicolás Maduro o la Asamblea Nacional ilegítima” que debe tomar posesión este martes.
Carrasquero señaló que Maduro intente utilizar su nueva Asamblea Nacional para tratar de conseguir dinero fresco de China y Rusia, si es que “ellos quedan lo suficientemente convencidos de que las aprobaciones que haga esa nueva Asamblea Nacional garantizan la validez de esas deudas a largo plazo”, particularmente después de que Maduro salga del poder.
“Esto es un riesgo para cualquier país o acreedor que quiera prestarle dinero a Maduro” particularmente ahora que su régimen enfrenta sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea. Está por verse, si esos acreedores aceptarán el aval de la nueva asamblea nacional controlada por el régimen, dijo.
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