«Nosotros contra ellos»: La estrategia electoral detrás de los dichos de Trump contra cuatro congresistas en EE.UU.
Sus comentarios surgieron justo después de amenazar con redadas a los migrantes ilegales en la frontera Sur y horas antes de anunciar su nuevo plan para obstaculizar las solicitudes de asilo. Para opositores, es la agenda del Mandatario de cara a los comicios de 2020.
WASHINGTON – Regresen al lugar de donde vinieron. Las declaraciones del Presidente de EE.UU., Donald Trump, contra cuatro legisladoras demócratas no solo buscaban embestir contra sus opositores. Iban dirigidas a representantes de minorías étnicas del país y resumían, en unas cuantas palabras, la agenda política del republicano: reducir el número de inmigrantes y alardear de ello de cara a los comicios presidenciales de 2020.
En su tuit del domingo, Trump dijo que las cuatro congresistas – tres de las cuales nacieron en EE.UU.- deberían regresar a los «deteriorados países» de donde vinieron. Este ataque sucedió el mismo día en que su administración amenazó con redadas masivas contra los migrantes irregulares, y pocas horas antes de que su Gobierno anunciara que pretende impedir otorgar asilo a quienes pasaron por un «tercer país seguro» y no lo solicitaron.
Además, hace solo algunos días atrás convocó a la Casa Blanca a algunas de las voces de la extrema derecha en internet e incluso aseguró que encontraría alguna manera de contrarrestar la decisión de la Corte Suprema que le impidió añadir una pregunta sobre el origen en el censo.
Así, en carrera electoral por lograr un segundo periodo, el jefe de Estado parece más decidido que nunca a encender la mecha de la tensión racial, para reforzar su base electoral, mayoritariamente blanca.
«Nosotros contra ellos»
Sus cuestionamientos al origen de las congresistas demócratas –todas ciudadanas estadounidenses – y de que éstas busquen realmente el bienestar de la nación norteamericana se condicen con la estrategia política que ha estado en el corazón de la administración Trump desde el comienzo, y que le ha resultado hasta ahora.
Tanto su campaña electoral de 2016 como sus primeros años de Gobierno han estado guiados por la idea del «nosotros contra ellos». Previo a su arribo a la política, fue uno de los principales instigadores de una teoría que aseguraba que el ex Mandatario Barack Obama no había nacido en EE.UU y cuando inscribió su candidatura a la presidencia, partió asegurando que los mexicanos que cruzaban la frontera eran «violadores». Luego vendría su idea de construir un muro en la frontera sur, iniciativa que se convertiría en su promesa estrella, y llamó a prohibir el ingreso de todos los musulmanes al país.
Una vez instalado en la Casa Blanca, sus políticas han sido igual de poco diplomáticas: impulsó restricciones a la admisión de ciudadanos de ciertos países (en su mayoría islámicos); se obsesionó con concretar la instalación del muro en la frontera con México; suspendió la ayuda a países centroamericanos ante las caravanas migrantes, e intentó poner fin a las protecciones para quienes llegaron de manera ilegal al país siendo niños.
Incluso, según consigna The New York Times, en reuniones el Presidente se ha quejado de que los migrantes originarios de Haití «tienen SIDA» y que no desea que lleguen más personas de «países de mierda», en alusión haitianos, salvadoreños y africanos. Esta semana, Joe Biden, ex vicepresidente de Obama y aspirante a la Casa Blanca, dijo que ningún jefe de Estado estadounidense «ha sido tan abiertamente racista» como Trump.
Aunque las medidas severas y los comentarios del jefe de Gobierno han causado indignación, no solo no evitaron que obtuviera la victoria en las urnas en 2016, sino que incluso pudieron haber sido el trampolín para que algunos de sus partidarios se decidieran por él. En ese caso, no es extraño que con otra elección el próximo año, el republicano redoble sus esfuerzos en esa misma línea y obligue a los votantes a decidir de qué lado están.
«Agenda del nacionalismo blanco»
Las últimas embestidas antimigratorias y racistas de Trump han sido duramente rechazadas por distintos actores, quienes han hecho patente el componente electoral en sus dichos. Sin embargo, algunos miembros demócratas han denunciado, incluso, que políticas de la actual administración han llegado a provocar retrasos «récord» en el proceso de acceso a la ciudadanía para los solicitantes.
«Las políticas que estamos viendo en nuestro sistema migratorio son parciales y racistas. (…) No es coincidencia que el retraso en el acceso a la ciudadanía se mantenga a niveles récord antes de las elecciones de 2020», afirmó el congresista demócrata Jesús «Chuy» García, en el Capitolio estadounidense.
El legislador por Illinois criticó que algunas maniobras de Trump han significado la eliminación de exención de cuotas para muchos migrantes que intentaron convertirse en ciudadanos, y que por los altos costos que implicaría el trámite no han podido concretarlo. «Está táctica solo aleja más a los residentes elegibles para que inicien su proceso de naturalización, simplemente porque no pueden pagar la tasa», aseguró García. «Estos inmigrantes están privados de la plena participación en nuestra democracia», agregó.
En este sentido, legisladores y grupos que protegen los derechos de los migrantes consideraron que esta estrategia pretende reducir el número de extranjeros que puedan votar el próximo año, principalmente porque se entiende que la mayoría optaría por el candidato demócrata. Según datos facilitados a la agencia EFE por el grupo UnidosUS, actualmente hay más de 700.000 solicitudes de ciudadanía en espera y el tiempo de demora se ha duplicado en los últimos dos años.
En ese mismo sentido, una de las congresistas aludidas por los comentarios de Trump, Ilhan Omar, afirmó que los dichos del Mandatario son parte de «la agenda de los nacionalistas blancos»; mientras que Ayanna Pressley, otra de las legisladoras atacadas, lo consideró una «distracción». «Quiero pedir a los estadounidenses y toda la gente en esta sala y más allá, no morder el anzuelo. Esta es una distracción de las cosas que importan y tienen consecuencias para los estadounidenses», aseveró.
Aunque hay republicanos que se han opuesto a las declaraciones racistas, los líderes del partido en el Congreso cerraron filas en torno al Presidente. «No es racista», consideró Mitch McConnell, jefe de la bancada en el Senado. Para Kevin McCarthy, líder en la Cámara de Representantes, toda esta controversia «es solo una historia política».
En su cuenta de Twitter, el Mandatario afirmó que «no hay ni un hueso racista» en su cuerpo. Consultado el lunes si le preocupaba que muchas personas consideraran que sus comentarios fueron racistas, Trump respondió: «No me preocupa, porque mucha gente está de acuerdo conmigo».
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