Omaha, la ciudad demócrata inmersa en un estado republicano que podría decidir la elección presidencial en EE.UU.

«Somos un mini estado bisagra dentro de un estado bisagra» reconocen en esta ciudad de 650.000 habitantes que podría tener la última palabra en los reñidos comicios.

La ciudad de Omaha es un caso singular en el mapa electoral estadounidense. Un bastión demócrata en medio del rojo Nebraska, el estado del Medio Oeste que tradicionalmente ha votado por los republicanos, y que ahora podría definir las reñidas elecciones presidenciales del 5 de noviembre.

En un escenario, no tan improbable, de empate entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump, este pequeño «punto azul» de 650.000 habitantes podría tener la última palabra.

«Somos un mini estado bisagra dentro de un estado bisagra», dijo la pequeña empresaria Ruth Brown refiriéndose a los estados conocidos por variar de tendencia política de elección a elección.

«¡Así mismo! Ven y gánense nuestro voto, seas el candidato rojo o el candidato azul», agregó su esposo Jason, de 53 años.

Encantados e inspirados por la oportunidad única que supone la inusual configuración de Nebraska (casi todos los demás estados asignan todos sus votos presidenciales a un solo partido), los Brown tomaron el toro por los cuernos.

Distribuyeron miles de señales en forma de punto azul para que los vecinos de Omaha los coloquen en sus jardines, un recordatorio silencioso de que esta ciudad puede desempatar el número de colegios electorales a favor de Harris.

Lo que comenzó con Jason pintando una vieja placa en su garaje, se volvió un fenómeno que tomó la ciudad por asalto.

Y parece estar teniendo impacto.

Aunque en las elecciones recientes Omaha ha fluctuado entre candidatos republicanos y demócratas, en esta ocasión Harris está diez puntos al frente de Trump en las encuestas.

«Es divertido ser importante a nivel nacional», dijo Chris Kilroy, vecino de los Brown y un asesor financiero de 55 años que consta como independiente en el registro electoral.

Kilroy instaló un punto azul en su jardín.

«Este es un estado rojo, pero de vez en cuando podemos poner palos en las ruedas».

«Animada»

El Partido Demócrata lanzó unos 15 millones de dólares en el distrito, inundando Omaha con comerciales.

Con menos presupuesto, los republicanos impulsaron una iniciativa el mes pasado para cambiar el sistema de Nebraska a uno en el que el ganador se lleva todos los colegios electorales.

El prominente senador estadounidense Lindsey Graham visitó la región para acorralar a los legisladores, y el senador regional republicano Merv Riepe conversó con Trump por teléfono.

«Sólo me dijo ‘Me importa Nebraska’, y creo que con ese mensaje supimos por qué llamó, qué quería», dijo Riepe a la AFP.

Pero la propuesta falló, y el senador regional demócrata John Cavanaugh cree que el tiro le salió por la culata a los republicanos.

«La gente aquí estaba animada para votar por la vicepresidenta Harris, y ves que se animaron más como resultado de este intento de quitarnos nuestro voto», dijo.

Don Bacon, el diputado republicano que lucha por mantener su curul en Omaha, admitió que la mayoría de los locales quiere mantener su voto presidencial.

Pero cuestionó que los demócratas defiendan tan ferozmente que Nebraska siga dividiendo sus votos presidenciales, cuando estados liberales como California y Nueva York no lo hacen.

«Perjudica a los republicanos, sin duda», dijo a la AFP.

Residentes como Nancy Bohnenkamp concuerdan y quisieran cambiar el sistema del estado a uno en el que quien obtiene mayor votación se lleva todos los colegios electorales. «Como en el resto (del país)».

«Paren esta locura», dijo. Bohnenkamp considera «infantil» la fiebre del «punto azul».

Pero para Precious McKesson, directora ejecutiva del Partido Demócrata en Nebraska, este movimiento orgánico y de base está «enseñándole a la gente que su voto importa».

«Porque si sus votos no importasen, los republicanos no estarían haciendo trampa y tratando de cambiar el sistema».

Para otros, los símbolos representan algo más grande, un mensaje en una era de amargura y política de confrontación partidista.

Los Brown dijeron que la mejor decisión que pudieron tomar fue no poner palabras o consignas en estas señales.

«Es amigable, es cálido, no te grita. Hay tantas cosas políticas que te gritan», dijo Jason Brown.

Alyx Rice, cuya tienda vende estas placas de «punto azul» en Omaha y suéteres, dijo que el símbolo es una «forma bien del medio oeste de decirle a tus vecinos tu posición (…) bonita y pasivo-agresiva».

Aún así, la abogada Joy Suder, de 51 años, y quien compró esta semana una franela con el «punto azul», admitió que la idea de inclinar la elección a favor de Harris es tentadora.

«¿No sería genial?», dijo. «Sería alucinante».

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