Rusia mira de reojo la situación de Afganistán: Los problemas que traería para Moscú el nuevo escenario

El avance talibán podría desencadenar hechos como un posible riesgo en la seguridad de los países vecinos aliados del Kremlin o un éxodo de refugiados, que conlleva a una «amenaza terrorista encubierta», porque entre ellos puede haber antiguos yihadistas.

MOSCÚ – La salida de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN de Afganistán y el avance de los talibanes en el norte del país, amenaza con convertirse en un dolor de cabeza para Rusia ante un posible éxodo de refugiados hacia las ex repúblicas soviéticas y la infiltración de terroristas en su zona de influencia en Asia Central.

«Los intereses y objetivos de Moscú en Afganistán se reducen a prevenir una guerra civil feroz y prolongada», dijo a Efe Iván Safranchuk, analista del Centro de Estudios de Asia Central y Afganistán y experto del club de debate Valdái.

«Porque esto supondría también problemas para los vecinos de Afganistán, y algunos son aliados de Rusia en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC)», la alianza postsoviética liderada por Moscú, señaló.

Según Rusia, los talibanes controlan cerca de dos tercios de la frontera afgano-tayika tras su avance en los últimos días en el norte de Afganistán, donde Moscú ha denunciado además una concentración de combatientes del Estado Islámico (EI).

La amenaza terrorista encubierta

Pero el problema para Rusia por ahora no es la amenaza de una expansión militar talibana a los países vecinos, coinciden los expertos, sino los problemas que puedan surgir por un posible éxodo de refugiados, que conlleva una «amenaza terrorista encubierta», porque entre ellos puede haber antiguos yihadistas de la región.

Esa amenaza la afronta también Rusia, porque puede haber combatientes originarios de las repúblicas del Cáucaso Norte, Tatarstán, Baskortostán, dijo a Efe el politólogo ruso experto en Asia Central, Arkadi Dubnov.

Los terroristas pueden cruzar la frontera como refugiados o como soldados afganos. «Los servicios especiales tienen mucho trabajo aquí», añadió Dubnov.

En los últimos días más de 1.500 militares afganos han huido de los talibanes y se han refugiado en Tayikistán, que comparte una frontera de 1.344 kilómetros con Afganistán.

El mandatario tayiko, Emomalí Rajmón, en el poder desde 1992, ha ordenado la movilización de 20.000 reservistas con el propósito de reforzar la defensa de la frontera, y ha pedido ayuda a la OTSC.

Posible desestabilización del espacio postsoviético

«La desestabilización de Asia Central no se debe solo a los flujos de refugiados. Es la pérdida de objetos de infraestructura estratégicamente importantes, más los intereses económicos», asevera por su parte Pável Felgenhauer, un conocido analista militar ruso.

«A esto se suman problemas económicos y otros problemas sociales y demográficos», indicó.

Safranchuk advierte de otro problema peligroso, la desestabilización dentro de las repúblicas ex soviéticas. El ejemplo de los talibanes «puede animar a levantar la cabeza a los radicales en distintas partes del espacio postsoviético», sostiene.

La postura «si no me tocas no te toco»

«Lo que nos preocupa exclusivamente es que los problemas no se extiendan a los países vecinos», resumió hoy el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, quien aseguró que mientras el conflicto afgano se mantenga dentro de las fronteras de Afganistán, Moscú «no tomará ninguna medida» salvo llamar al diálogo.

Rusia, que aún recuerda muy bien su propia guerra en Afganistán (1979-1989), no quiere implicarse militarmente en ese país y así lo ha dejado claro.

Moscú por ahora utiliza una doble estrategia para evitar un escenario no deseado: las advertencias y los contactos directos con los talibanes para disuadirles de cruzar una peligrosa línea roja en el flanco sur que Rusia debe proteger.

Una estrategia doble

El Presidente ruso, Vladimir Putin, ha prometido a Tayikistán y Uzbekistán, dos de los tres países ex soviéticos con frontera con Afganistán, apoyo tanto a nivel bilateral como en el marco de la alianza.

Rusia tiene su base militar 201 en Tayikistán, donde hay unos 7.000 militares, y Lavrov ha asegurado que se utilizarán todas las capacidades de la misma «para impedir cualquier intento de agresión contra nuestros aliados».

La OTSC enviará tropas a su socio si se agrava la situación, pero tras visitar la frontera, la alianza integrada por Rusia, Bielorrusia, Kazajistán, Armenia, Kirguistán y Tayikistán, llegó a la conclusión de que «en estos momentos no es necesario».

«Moscú está tomando medidas para fortalecer el componente militar (en la frontera tayika), a través de la OTSC y acuerdos bilaterales, pero como muestra la visita de los talibanes a Moscú, la parte política del proceso también continúa», recalcó Safranchuk.

Rusia considera que el estancamiento en las negociaciones de paz entre el Gobierno afgano y los talibanes es la causa de la actual ofensiva y quiere que los dos se sienten a negociar un Ejecutivo interino.

¿Garantías viables?

No es casualidad por tanto que una delegación de los talibanes haya viajado justo ahora Moscú, donde se reunió con el representante especial de Putin para Afganistán, Zamir Kabulov, a quien aseguraron que no violarán las fronteras de otros países centroasiáticos.

«Les hemos asegurado que no representamos ninguna amenaza para otros países», señaló públicamente el portavoz de la oficina política de los talibanes en Qatar, Sohail Shaheen.

«De momento Rusia no emprende pasos militares. Se intenta llegar a un acuerdo con los talibanes. Los talibanes dicen que todo estará bien. Genial, pero ¿podrán cumplir sus promesas aunque lo deseen?», se preguntó no obstante Felgenhauer.

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