Trump, traición política y caos, en la víspera de Navidad | Opinión

POR HUMBERTO CASPA

Donald Trump es un personaje caótico en alma y vida. Su personalidad es tan errática que sus correligionarios en el Congreso y en el Ejecutivo no saben detectar la calamidad de sus decisiones.

Steven Mnuchin, secretario del Tesoro del gobierno de Trump, destacó la aprobación del paquete de estímulo como un elemento que “asegurará y dotará un apoyo rápido a los trabajadores y afianzará la recuperación económica del país”.

Por su parte, el jefe de la bancada republicana en el Senado, Mitch McConnell, ilustró en tono victorioso al trabajo de sus “súbditos conservadores” como un paquete de estímulo que beneficiará a las familias estadounidenses y manifestó: “la ayuda está en camino”.

McConnell y Mnuchin son dos baluartes del Partido Republicano en el Congreso y en el Ejecutivo, respectivamente, y los dos sintieron el “cuchillo en la espalda” de su jefe máximo. Trump se negó a firmar el paquete de estímulo, al cual etiquetó como un proyecto de ley “vergonzoso” (disgrace).

A estas alturas, los dos dirigentes republicanos deberían entender que a Trump no le interesa su partido político, no le interesa el bienestar económico del país, no le interesa el sufrimiento del pueblo, no le interesa que la falta de apoyo al paquete de estímulo les niegue mayoría en el Senado. A Trump solo le interesa Trump y punto final.

Por supuesto, para los demócratas, las palabras de Trump fueron como un regalo de Navidad que encaja directamente con el proyecto de volver a tener comando en el Senado a través de una victoria en las elecciones especiales de Georgia. Este estado celebra una segunda vuelta el 5 de enero del año entrante para elegir a dos senadores.

Para los demócratas, la justa electoral en Georgia es una faena contra viento. Empero, con la ayuda inesperada de Trump, ahora sienten que la elección de Raphael Warnock y Jon Ossoff es una posibilidad real.

Por su parte, los dos senadores republicanos del estado de Georgia, Kelly Loeffler y David Purdue, quienes pretenden mantener esta posición de privilegio en la Cámara Alta, ya habían expuesto su apoyo al paquete de estímulo y pretendían sacar beneficios ante la población electoral.

Empero, tanto Loeffler como Purdue se olvidaron de la inestabilidad de Trump, se olvidaron que sus metas políticas no coinciden con los objetivos del jefe del Ejecutivo si es que este no saca un provecho personal. Se olvidaron que Trump es un vengativo por naturaleza.

Como la mayoría de la población electoral en Georgia lo abandonó en noviembre, ahora está con el cuchillo en la mano para encarar en la espalda de quienes lo abandonaron.

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